Capitulo 35

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«Contenta», repitió Justin para sus adentros. Era una palabra demasiado tibia para alguien como ______, que había brillado como la más hermosa de las estrellas del firmamento antes de su matrimonio con Barry. Lo cierto, se dijo, es que a lo largo de aquellos años no había hecho nada por hacerla feliz. Sólo había pensado en sí mismo, en cómo protegerse, en cómo evitar que le rompieran el corazón. Nunca se había parado a considerar el daño que le estaba haciendo a ella con su indiferencia y su crueldad.

-Supongo que habrá habido una infinidad de veces en que me hayas culpado por tus problemas -le dijo.

-Nadie es culpable de los errores de los demás - respondió ella-. No necesito echarle a otros la culpa para sentirme mejor.

-Yo en cambio sí lo he hecho -murmuró él con una mirada distante-. Y no me he dado cuenta hasta hace poco de lo vulnerable que soy en realidad.

-¿Tú? -le espetó ______ sin poder evitar soltar una risa de incredulidad-. Tú eres como una isla, como un acorazado.

-No es cierto. Sandy es lo único que tengo -respondió él quedamente-. Y si un día se casa, me quedaré solo con mis estúpidos nobles principios y mi conciencia. ¿Crees que eso me servirá para calentar mi cama en las frías noches de invierno, cuando ansíe el tacto de una mujer entre mis brazos?

-Nunca has tenido problemas para encontrar compañía -respondió ella.

Él enarcó una ceja.

-No, para encontrarla no, es verdad, pero, a mi edad, uno ya no sabe cuál es el motivo real por el que se le acerca una mujer.

______ tenía la impresión de que estaba tratando de decirle algo, pero no acababa de averiguar qué era. Se hizo un breve silencio de nuevo.

-¿Te apetece un café? -le preguntó ella finalmente.

Él asintió con la cabeza y volvió a sentarse frente a ella.

-Hice unas galletas ayer -le ofreció ______, acercándole un plato.

-Gracias, pero la verdad es que no me gustan demasiado los dulces.

Justin se había remangado, se había quitado la corbata, y se había desabrochado los primeros botones de la camisa. Tenía un aspecto muy sexy, y la joven tuvo que reprimir los recuerdos que acudieron a su mente de aquel día en el estudio.

-Antes te gustaban -le dijo.

Él la complació, tomando una galleta.

-Me gustaban aquellas pastas con limón que solía prepararte Sandy cuando venías a casa -dio un mordisco a la galleta, y se echó a reír. ______ había usado ralladura de limón-. ¿No estarías esperándome? -le dijo burlón.

______ se sonrojó de pura indignación.

-¡Por supuesto que no! No seas arrogante. A mí también me gusta el limón.

-Oh, ya hace mucho que dejé a un lado mi arrogancia -le aseguró él-. Siempre acababa saliéndome demasiado cara. Sírveme leche en el café, ¿quieres?

______ tomó la jarrita y vertió un poco en su taza. No podía hacerlo él mismo, por supuesto. Allí estaba, sentado como el señor de la casa, viéndola realizar esas tareas serviles. ¡Y decía que ya no era arrogante!

-¿Cómo está Sandy? -le preguntó.

-Te echa de menos, igual que Shep.

-Pienso ahorrar y comprarme una casa con jardín, o un apartamento cerca de un parque y así podré traerlo aquí conmigo.

-Habría un modo más fácil de que no tuvieras que estar separada de él: vuelve al rancho.

La joven bajó la mirada.

A Hidden History (justin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora