Capítulo 11

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Trevor estaba muerto, de hecho muy muerto. Su sangre ahora bañaba el salón.

- Cuando llegamos... - comenzó a decir Christian.

Le interrumpí alzando mi mano izquierda hacia él en señal de que parase. No era tonta, sabía que ellos habían encontrado el lugar más o menos así.

Fui hacia Thomas, que estaba histérico. Lo puedo llegar a comprender, conocía a Trevor desde hacía tres años y eran más o menos amigos. Todo lo amigos que se pueden ser en este mundo, supongo.

Le di una bofetada en la cara. Le miré de forma desafiante. Que intentase devolvérmela si quería. Sé que no lo está pasando bien, pero poco me va a ayudar si está en este estado de ira, frustración e impotencia. 

Ya ha muerto. No le va a revivir por mucho que grite y pataleé. 

- ¿Qué ha pasado? - le pregunté cuando ya respiraba más normal.

- La puta esa... - la miró con odio y asco, mientras la señalaba sin compasión - Le ha matado.

- ¿Estás seguro? - no me llegaba a terminar de creer, que la inocente Elena haya matado a alguien.

- Pero es que acaso estás ciega - me gritó él.

- Contrólate o te voy a dejar como a él - susurré fríamente pegada a su cara - ¿Está claro?

Bufó un poco y se fue del salón. No sé a donde, pero era mejor no tenerle cerca. 

Xavier estaba pálido aún, como si de verdad supiese que ha pasado... Me iba a sentar a su lado, después de todo no soy insensible total. Pero es que ese sofá podía tener cualquier enfermedad rara, y más después de ver a todas las putas que han pasado por él.

Se me revolvió la comida.

- ¿Tú sabes que ha pasado? - lo dije demasiado seria, era un pobre chico de quince años que se unió al grupo de Dylan, porque no tenía a donde ir.

Realmente no creo que ninguno de ellos estuviese aquí por gusto. Por eso rara vez les mandaba a ellos hacer el trabajo sucio. Lo hacía yo, que para eso era la interesada. Mis chicos solo me servían para proteger mi espalda o para pequeños proyectos como robar la cocaína que traían ilegalmente o les pedía que investigasen algo. 

Matar... Esa era mi función.

- Ella... - susurró con tristeza.

Miré a la rubia con el ceño fruncido. Qué demonios ha tenido que pasar, para que le mate. No la veo muy cómoda con la situación. Teniendo en cuenta que está teniendo un ataque de ansiedad o algo similar.

- Ella le mató - afirmé yo para que Xavier solo tuviese que asentir. Y eso hizo.

- Él me dijo que no me metiese - dijo tan bajo como pudo.

- ¿Qué no te metieses en qué? 

- Que-quería ... Ver sí... sí ella era buena... 

Y entonces lo entendí.

- Puta - acabé su frase. 

- Fue a su habitación a... comprobarlo.

Será hijo de puta. Si no llegase a estar ya muerto, le hubiese hecho sufrir. Me daba asco la gente así. Era el que más señoritas de compañía traía a esta casa... Pero ellas trabajan en ello. Elena ya no, no tiene ningún derecho a violarla. Porque eso es lo que intentó.

- Muy bien - le dije al pequeño - Vete a por bolsas de basura grandes - él me miró sin comprender y le expliqué - Esto no lo podemos dejar así. Tenemos que quitar de aquí el cadáver.

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora