Capítulo 28

5.2K 387 178
                                    

Connor seguía en casa cuando llegamos Thomas y yo. 

Dylan... Dylan se perdió por el camino, en cuanto llegamos a Las Colinas, que es donde está mi casa, paró y bajó del coche con la excusa de que tenía que ir a un sitio. Ambos sabíamos que no quería ir con nosotros. Aunque yo tampoco quería que viniera. 

¿Cómo explicar a los demás qué hacía él allí? ¿Cómo explicar el por qué me había ayudado?

Ni yo tenía respuestas a esas preguntas. Cuando llegamos ya era de noche. Connor atendió como buen estudiante de medicina que es a Thomas del golpe en la cabeza y yo me fui a mi habitación a darme una ducha y olvidarme de todo. 

Dormí con mi perra, pero ya había tomado una decisión. Mañana mismo se la llevaría a mi padre para que él se la quede. Quizás así dejarían de usarla como arma contra mí. 

Soñé con... Bueno mejor no digo con lo que soñé. 

Me levanté temprano, pensé que nadie estaría despierto, pero una vez más me equivocaba. Me encontré a el príncipe sanador preparando café.

Tiré más hacia bajo de mi camiseta ancha para que me cubriese un poco de muslo y me senté en la mesa de la cocina. 

- ¿Quieres? - me preguntó amablemente mientras me regalaba una sonrisa de buenos días. 

Asentí de mala gana y me centré en el móvil. Tenía una llamada de... ¿Claire? La borré y volví a mirar a Connor. 

- ¿Qué haces aquí tan temprano? 

- Dormí aquí Brooky - me respondió divertido. 

- ¿Por qué? - pregunté irritada. 

Qué pasa que aquí cada uno se queda a dormir en mi casa sin mi consentimiento. Por dios que no soy una ONG para chicos guapos. 

¿Había dicho yo guapos? Puse una mueca de asco ante mi comentario mental y miré mal a Connor, era su culpa que estuviese pensando así. Eran las ocho de la mañana y se encuentra en mi cocina solo con sus boxers.  

- Porque estuve con Thomas hasta tarde. Los puntos del abdomen los tiene mejor, pero el golpe en la cabeza que se dio ayer puede ser algo grave.

Yo asentí no muy convencida por su respuesta. En realidad se podía haber ido a dormir a su casa está a solo diez minutos en coche de aquí, no es como si viviese a una hora de camino. 

- De todas formas mi madre me animó a quedarme todo el tiempo del mundo cuando le dije que estaba contigo - cuando le miré a los ojos horrorizada, él arqueaba las cejas de forma insinuante repetidas veces. 

- Ay dios... - susurré para mí misma. 

- Siempre tan agradable a estas horas de la mañana Princesa Brooky - se acercó a mí por detrás y me susurró al oído - Recuerdo que cuando te quedabas a dormir en mi casa eras igual de borde a primera hora, pero después jugábamos y se te pasaba la tontería.

Me quedé callada ante su estupidez. Eso pasó hace años. Desde que él tuvo catorce mi padre no me dejó seguir yendo a dormir a su casa, dijo algo similar a: "Sois demasiado mayores para jugar y demasiado jóvenes para los otros juegos".

- ¿Te acuerdas de cuando nos besamos? - preguntó con una sonrisa tonta, pero ya más alejado de mí. 

- Eso fue hace siglos - refunfuñé mientras seguía bebiendo mi café - Olvídalo. 

- Pero fue mi primer beso - me miró serio y me preguntó con un ligero sentimiento de nervios - ¿Y el tuyo?

- Sí - afirmé y me acabé de beber el café de un solo trago. Joder que amargo. Para acabar la conversación añadí - El peor primer beso del mundo.

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora