Capítulo 17

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Me desperté de mala gana cuando empezó a entrar la luz del día. El día de ayer no fue nada productivo. Solo estuve acostada en la cama y con calmantes para el dolor de la pierna. Thomas se despertó una vez y dijo que le dolía muchísimo.

Al menos no ha muerto. 

La puerta se abre y entra Elena con una bandeja que no había visto en mi vida. Tiene zumo de naranja, café solo, una tostada solo con mantequilla y un donut de azúcar. 

Parecía que alguien había hecho los deberes de mi comida y bebida favorita.

- Buenos días - dijo en tono cantarín. 

Yo arrugué la nariz como respuesta a su buen humor. Por qué narices está tan contenta si se puede saber.

- Thomas está muy despierto hoy - comentó depositando la bandeja en la mesilla.

- Bien - contesté secamente. 

Me miró fijamente y dijo:

- Pensé que eso te alegraría.

Yo asentí. A ver, quería que se recuperase sí, pero de ahí a dar saltos en la cama, hay un gran trecho. Alargué la mano para coger el zumo y me lo bebí de un trago. Tenía la boca seca.

- Dice que quiere hablar contigo.

Volví a asentir. Cuando acabe de desayunar me levantaría, me ducharía y todo eso que se debe hacer en un día normal.

- ¿Te duele?

- Menos - contesté y era la verdad. No sé que me mandó tomar Connor, pero me encontraba mucho mejor. 

- ¿Te ayudo a ducharte?

La fulminé con la mirada... ¿Estamos tontos? No soy una inválida. Puedo sola y aunque no pudiese preferiría hacerlo para que no pensasen que estaba demasiado mal. 

Ella se rió y levantó la manos en señal de rendición. Yo moví la mano como para que lo dejase y se fuese si quería, pero siguió en la cama conmigo.

- ¿Y tu padre? - me preguntó con una vocecilla de forma tímida.

- No te preocupes por él, no suele venir.

- ¿Por qué? 

- Cosas de la vida.

Ella asintió viendo que no la iba a dar más información. Y por una extraña razón esperaba que me preguntase por mi madre. Pero no. Eso ya nadie lo hacía, quedó muy claro que nos abandonó. Y nadie sabe nada de Tumba. 

Lo que me lleva a pensar...

Dylan. 

- ¿Me puedes dejar sola? - pregunté estirando el brazo para coger el móvil - Tengo que llamar a mi padre.

- Claro - respondió levantándose de la cama y yendo hacia la puerta mientras yo la miraba fijamente - Si necesitas algo avísame.

- Vale.

Respiré hondo tres veces. No me calmaba. No quería llamar a Dylan, pero era necesario para saber algo más de la casa. 

Toqué su nombre para llamarle y a los dos tonos me lo cogió.

- Brooke, me acabo de enterar - dijo nada más descolgar - ¿Qué pasó?¿Cómo estás?

- Dama - contesté a su interrogatorio.

Le oí suspirar.

- ¿Cómo estás? 

- Muy bien.

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora