Capítulo 13

6.5K 493 52
                                    

Me desperté respirando de forma agitada. 

Había soñado con el que fue el peor día de mi vida. Aún estaba el cielo oscuro. Miré el reloj y éste marcaba las tres y media de la mañana. Solté todo el aire intentando calmar mi respiración y lo volví a coger lentamente. 

Me levanté de la cama y en cuanto pisé el suelo hice una mueca. Estaba frío no, lo siguiente. Fui hasta la cocina de puntillas, cuanta menos piel tocase las baldosas mejor. Me serví un poco de leche y cogí unos cereales. 

- ¿Tú tampoco puedes dormir? 

Pegué un brinco en el sitio. Puta rubia, debería hacer algún ruido para indicar su presencia. No estoy acostumbrada a convivir con gente y menos a que se me presenten así de sopetón a mitad de la noche.

- No - contesté secamente. 

No me iba a poner ahora a hablar de mis pesadillas, bueno o sueños en general. Ella había desencadenado que recordase lo que pasó. No la culpo, pero no necesita saber que yo sufrí algo parecido.

- No dejo de ver su cara cuando cierro los ojos - susurró un poco compungida. 

Si supiese que aún le queda un tiempo todavía con pesadillas. 

- Es normal - murmuré por lo bajo, con mis labios pegados a la taza de leche. No me apetecía tener conversaciones de este tipo a estas hora de la madrugada. O mejor dicho, nunca.

- ¿A ti te pasó?

Ya estamos. La gente siempre es cotilla por naturaleza. Quieren saber tus experiencias, y aunque les aconsejes porque ya lo has vivido... No te hacen ni puñetero caso. Acaban cometiendo los mismos errores que tú hiciste, por lo tanto no tiene sentido contar tu propia historia, si no va a servir de nada.

- No es agradable matar - comenté de forma indiferente. 

Asintió con la cabeza y sus ojos empezaron a cristalizarse. Casi bufé, no se me daban bien estas cosas. Y parecía que nadie lo entendía. Respiré hondo y dije:

- En algún momento deja de doler.

- ¿Sí? 

Asentí con la cabeza y añadí:

- Te va a costar un tiempo superar y creerte tú misma que fue en defensa propia y no por gusto, pero cuando lo hagas... - la miré seriamente, me recordaba a mí, pero ella era aún más joven - Esa opresión que sientes en el pecho, esa cara que ves al cerrar los ojos, esa repulsión por todo que tenga color rojo, se irá. Desaparecerá para dar paso a la calma.

- La calma siempre precede a la tormenta... - comentó ella ya más tranquila.

- Y vendrán tormentas Elena, huracanes y tsunamis...  Este mundo, exige tener cierta fuerza y tener la mente fría.

- No sé si estoy hecha para algo así.

Oh por dios. Si ha llevado la muerte mejor que yo. Claro que podía con este mundo. De hecho iba a ser muy buena en este mundo si se quedaba a mi lado.

- Te ayudaré a encajar.

Me miró con sorpresa e incredulidad. 

- No me mires así - refunfuñé mientras me levantaba de la silla y dejaba la taza en el fregadero.

- Es que me dijeron...

Se calló. Ah no amiga, si empiezas acabas. ¿Nunca os ha pasado que empiezan con una historia interesante y os dicen, no, es que no te la puedo contar? Es estresante, si no me la puedes contar no empieces retrasado. Eso es tocar las narices, no tiene otro nombre.

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora