Capítulo VIII

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POV YONGHWA.

La invitación a cenar era para decirle acerca de la fiesta pero siempre me sucedía que comenzábamos a conversar y me olvidaba de lo que estaba a mi alrededor.

Ella quiso volver a casa caminando y yo accedí porque me encantaba tomarla de la mano. De la nada comenzó a llover y tuvimos que correr hasta su casa, lamentablemente nos empapamos completamente. Entramos a su casa, me dio una toalla, ella seguía muy mojada, la vi temblar.

-Deja mi ropa y ve a cambiarte -dije preocupado.

-En un momento, estoy bien.

-¿Bien? -pregunté-. NaNa, te estás poniendo morada.

-Claro que no, estás exagerando.

La vi tomar mi ropa, estaba a punto de irse pero la tomé de la mano.

-A veces eres demasiado terca -dije sonriendo.

Le quité la chaqueta de mezclilla que traía puesta, noté que sus mejillas se habían sonrojado y su respiración se había acelerado. Con el agua su playera se había pegado a su cuerpo. Su pecho subía y bajaba de manera hipnotizante. Comencé a ponerme nervioso, mejor dicho excitado.

Tenía que alejarme de ella, había algo inocente en ella, una especie de ingenuidad que no quería perturbar pero en vez de eso, tomé sus mejillas entre mis manos y la besé con pasión.

En los meses que habíamos compartido por supuesto que nos demostramos cariño pero no ha habido tanta pasión como la que sentía en ese momento.

NaNa parecía otra mujer, me respondía el beso con la misma pasión, se apretó contra mí, me estremecí porque su ropa estaba fría y mojada.

Me aparté un momento de ella, me deshice de la playera y del sostén inmediatamente después. La miré por unos instantes, admiraba su belleza. La atraje hacia mi pecho, el contacto de nuestra piel terminó de encenderme.

NaNa comenzó a acariciar mi espalda, no habíamos dejado de besarnos, la suavidad de sus senos pegada a mi pecho estaba volviéndome loco.

Dejé su boca para dirigirme a su garganta, mi mano cobró vida propia, se cerró sobre uno de sus senos y comenzó a acariciarlo, ella soltó un pequeño gemido.

-¿Dónde está tu habitación? -pregunté con la voz entrecortada.

Tuve que detenerme, ella tomó mi mano y me llevó hasta su cuarto. No tomé en cuenta la decoración, en cuanto cruzamos la puerta volví al punto donde nos habíamos detenido. Mientras una de mis manos disfrutaba acariciando uno de sus senos, la otra se encargó de abrir el pantalón, no se deslizó porque estaba húmedo así que volví a detenerme. NaNa protestó, tomé su pantalón y comencé a bajarlo por sus piernas, ella levantó los pies para salir de él. Me levanté, la tomé en mis brazos y la dejé en la cama con delicadeza.

Me recosté a su lado, la miré con ternura, mis dedos recorrieron el valle entre sus senos, me gustó ver la manera en que su cara expresaba sus emociones. Me aventuré y coloqué mi boca sobre uno de sus erectos pezones, ella gimió con fuerza, eso me dio confianza y comencé a succionarlo y lamerlo con dulzura.

Sus manos se colocaron en mi cabeza, ella me estaba incitando a continuar. Le hice lo mismo al otro seno, mi entrepierna estaba bastante endurecida pero no quería hacerle daño a esa mujer bajo ninguna circunstancia.

Comencé a besar su abdomen, noté que tenía una cicatriz de aproximadamente diez centímetros en el costado derecho, no le presté demasiada atención.

Me deshice de su ropa interior, estaba tan concentrado en ella que ni siquiera me había dado cuenta de que mi toalla había desaparecido.

-Yong por favor...

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