Capítulo III

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POV NANA.

No me gustó escuchar la palabra ladrona de nuevo, recordé a los guardias de la bodega gritarme eso cuando estaba en el juzgado, regresé al presente y me enfrenté al dueño del celular.

Él insistía en que yo había tomado su teléfono, parecía algo horrible pero en realidad había sido un accidente. Le dije que le devolvería el teléfono, yo no quería problemas.

-¿Qué sucedió? -preguntó la señora Park cuando colgué.

-Cuando corría detrás de Lechuga choqué con alguien y tomé su celular por error pero ahora mismo voy a devolvérselo.

-Ten cuidado, NaNa.

-No se preocupe señora Park, sé cuidarme.

La cárcel me había enseñado muchas cosas y una de ellas había sido a defenderme.

Llegué al parque, el dueño del teléfono volvió a llamarme, no lo recordaba pero había solo un hombre con un teléfono en la mano supuse que era él. Me acerqué y cuando volteó casi abro la boca por la sorpresa, era el hombre más guapo que he visto en mi vida. Sentí que mi boca se secaba, el aire abandonaba mis pulmones, era increíblemente atractivo.

Le devolví el celular e iba a alejarme, cuando dijo que si algún contenido de su teléfono estaba en internet me enviaría a prisión sentí un miedo terrible atenazándome el pecho, no podía dejarme amedrentar. El chico era guapo pero un completo idiota, me dijo que era famoso, había estado tres años en prisión, no lo reconocería aunque quisiera. Él insistía con lo de su información, incluso me tomó una foto, no podía dejar que se quedara con ella podía buscarme y se daría cuenta de que había estado en la cárcel. Él se puso en un plan horrible y decidí que sería mejor alejarme, no creía que me buscara y como no había visto nada en su teléfono no corría peligro. Lo dejé ahí y volví a casa. Lechuga me recibió cuando llegué.

-Todo fue tu culpa -dije en tono de regaño.

El perro me movió la cola y puso sus patas sobre mi estómago a modo de disculpa, sonreí y le acaricié la cabeza.

-Está bien, estás perdonado.

Entré a casa, la señora Park ya había hecho la comida. Le conté lo que había pasado con aquel tipo.

-Es un idiota, insistía en que yo había robado sus fotos. Ni siquiera sabía que tenía su teléfono conmigo -dije molesta.

-Yo creo que estaba preocupado porque es famoso -dijo la señora Park.

-Pero yo no sé quién es y nunca hubiera sido capaz de hacer algo así.

-Bueno eso lo sabemos tú y yo.

Me olvidé de aquel chico, no valía la pena por más guapo que fuera.

Los siguientes días estaba algo nerviosa por sus palabras, pasó una semana y no supe nada de él así que no le tomé importancia al asunto y ahora sí me olvidé por completo de él.

HyeWon, la dueña del café, se dio cuenta de lo buena que era con los números y me pidió que la ayudara con la contabilidad del café, me sorprendía que pudiera confiar en mí aun sabiendo por qué había ido a la cárcel. Ella y la señora Park habían salvado mi vida y me habían dado la segunda oportunidad que tanto necesitaba.

Aunque le ayudaba a HyeWon con la contabilidad, continuaba siendo mesera porque le faltaba personal.

-Acaba de llegar un hombre para morirse -dijo Im Gong Sil, la otra mesera-. Lástima que estoy ocupada, te toca atenderlo.

Lo que menos me importaba en ese momento era tener alguna relación con un hombre, mi vida al lado de JungRok había terminado en tragedia y no quería que volviera a suceder.

Someone Like MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora