Capítulo 17

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Desde uno de los asientos, un chico que Lucas conocía muy bien, se puso de pié con una sonrisa emocionada.

Y Lucas se la devolvió.

— ... E... ¿Encit...? —antes que terminase de hablar estaba siendo abrazado por su amigo pelirrojo.

Pedro bajó las escaleras tan lentamente como pudo, de hecho, se quedó en el descanso de las escaleras un rato. Se sentía incómodo, no sólo por la situación, físicamente también. Cuando terminó de bajar, se quedó viendo la escena sin comprender demasiado, quieto y silencioso; casi sin darse cuenta, cruzó los brazos y se recargó en la pared.

— ¡Sorpresa! —exclamó su madre con una sonrisa. No sólo ella, su padre estaba a su lado, con una cara de sueño que se le moría —, queríamos que fuera una grata sorpresa, pero tuvimos líos con la documentación, y nos demoramos bastante en el trámite del pasaporte... Pero al fin nos dejaron libres esta mañana, jeje, creí que llegaríamos más temprano.

Saliendo del asombro, miró a sus padres y a su amigo alternativamente y sonrió.

— Bueno... sí que fue sorpresa... pero... me dieron un gran susto...

— Espero que esto compence el mal rato, hijo... ¿Y dónde quedó Pedro? Que venga, presentálo...

Tragó un poco incómodo, aunque no estaba seguro a causa de qué tenía esa incomidad. Miró tras su hombro.

— ¿Quién es Pedro? —preguntó Enzo, sin abandonar la sonrisa del rostro desde que había visto a su mejor amigo.

"Yo soy Pedro, si vieras hacia otro lugar que no fuera hacia Lucas lo notarías", pensó Pedro con un incómodo chispaso de celos que se negó a reconocer. Se limitó a hacer un ruidito, aclarar su garganta y medio murmurar un "buenas tardes" que iba más bien dirigido a la madre de Lucas, porque al padre y al recién aparecido no tenía el gusto de conocerlos.

Enzo se le acercó y le tendió la mano a modo de cordial saludo.

Pedro dejó de lado sus prejuicios sobre el amigo de Lucas y apretó su mano en respuesta; en su cara no había reflejado ni gusto, ni disgusto, era para interpretarse en múltiples formas.

— Buenas tardes —respondieron ambos padres al unísono, de una forma que a Lucas le pareció algo escalofriante.

Miró la hora por si las dudas y dijo:

— Vinimos a casa después del colegio... Porque... porque tenía que pasarle unas cosas a Pedro... Como últimamente no fue al colegio...

— No hay problema —el padre de Lucas se puso de pie. Se acomodó el cabello que parecía estar peinado con cera. Además de ser un hombre joven, procuraba mantener un perfil moderno, y sus rasgos eran muy parecidos a los de Lucas —. ¿Quieren algo de tomar?... ¿Pedro? —preguntó acercándose a la heladera.

(/AR/ heladera; /MX/ refrigerador)

— Eh... sí, lo que sea... frío. Gracias – le sería de mucha ayuda para contrarrestar los efectos de la bonita labor que habían llevado a cabo minutos antes en la habitación de Lucas.

— Sentáte, tesoro —dijo Norma ofreciéndole el asiento a Pedro.

Lucas notaba que definitivamente ella tenía por ese mexicano un afecto algo especial, que en cierta forma lo dejaba más tranquilo. Se sentó en el asiento de su padre, y Enzo en el de al lado.

— Más te vale que tengas una buena explicación de por qué no me avisaste que venías... —le dijo, aunque de forma bastante aliviada, porque estaba muy feliz de verlo.

¿Así o más Gay? - Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora