Capítulo 28

12 3 0
                                    


Su padre estuvo muy raro en lo que quedó de la semana, pero no discutieron, ni las cosas cambiaron demasiado. Sólo que, de repente, había una nueva regla: "no invitar a Pedro".

—¿Por qué? —increpó Lucas —. ¡Levanté mis notas, no tengo una sola falta nueva!

—Te distraés mucho con Pedro —completó su padre cortante.

—¡Nada que ver! ¡Él me ayuda a hacer las cosas! ¡Gracias a él recuperé mis notas! —estaba claro que no era cierto, pero ante la desesperación, Lucas era capaz de decir cualquier cosa.

—No es eso lo que parece —respondió su padre, y por más que Lucas replicó y replicó, esta vez no hubo vuelta atrás.

Sentado estaba en su habitación entonces, escuchando a Janis Joplin y mirándose la punta de los pies. Presentía que iba a pasar algo malo, sabía que las cosas no pasaban porque sí, y su papá estaba muy raro. De repente tuvo miedo de que hubiese descubierto algo, pero era imposible que lo hubiese hecho, porque Lucas nunca dejaba nada personal a manos de su padre. Sin embargo, últimamente descubría de repente que sus cosas estaban fuera de su lugar, que sus cajones estaban revueltos, hasta llegó a encontrar su mochila abierta, y Lucas jamás dejaba abierta su mochila, ya era una costumbre obsesiva que tenía.

Pero aún así, no había nada en su casa que pudiese delatarlo, porque la vaselina que usaban con Pedro la había tirado a la basura, y se había deshecho de todas aquellas cosas que tuviesen que ver con el sexo. Habían hablado con su amigo pelirrojo por msn, aunque él siempre insistía con que prefería las cartas, y este le había dicho que tenía el casette que Lucas estaba buscando. ¡Que estúpido como podía habérselo olvidado allá!

Ahora, cuando su amigo le preguntó efectivamente por qué lo quería de vuelta, Lucas sólo dijo que tenía un valor sentimental para él. Le rogó que lo cuidara, y que no lo viera porque era algo confidencial, que si era su amigo de verdad podía confiar en que lo iba a hacer.

No era que quisiera desconfiar de su mejor amigo, pero Enzo era muy curioso, sobretodo con él. Por lo menos eso descartaba la posibilidad de que su padre encontrara la cinta, y esto lo dejaba más tranquilo.

Su padre igualmente seguía raro, a menudo le hablaba de su sobrino (el hijo de su hermano mayor) y de lo bien que hablaban de él, de cómo aportaba en la casa, de todas las salidas laborales que tenía gracias a su educación, que tenía una mujer muy linda y muy buena con la que pensaba casarse. Era brillante, pensaba Lucas, no hablaba con su hijo en todo el santo día, y para lo único que abría la boca era para hablar de su sobrino. Si tanto le gustaba, ¿por qué no se iba a buscarlo y lo adoptaba?

A veces le daba ganas de decirle gritando que sabía que él no era lo que su padre quería y que nunca lo iba a ser, y que él tampoco era el padre que a él le hubiese gustado tener, pero que ya no se quejaba. De todas formas, no creía que todo eso lo ayudara demasiado.

*****

Ese era de los días donde en el colegio no faltaba un sólo alumno. De esos días donde estaba saturado, repleto, al punto de querer largarte de allí antes incluso de entrar. Dejó pasar todo el día, porque Pedro andaba en sus cuestiones, y no era su intención darle las malas nuevas y amargarle el día. Viri lo notó cabizbajo, pero no dijo nada, trató de reanimarlo contándole chistes que eran bastante malos, pero a Lucas le hicieron reír.

Ese día recibió tres cartas de chicas del colegio. Hacía mucho que no las recibía, y aunque a veces le molestaban un poco, aquel día en particular le transmitió una sensación de compañía. Además, allí las mujeres eran muy diferentes cuando se trataba de chicos, o al menos eso le parecía a Lucas con las escasas experiencias sentimentales por carta que había tenido. Jamás había respondido ninguna, pero si venían a preguntarle él simplemente decía que ya estaba saliendo con alguien.

¿Así o más Gay? - Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora