Capítulo 1

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Esto es SLASH (relación hombre/hombre)

Como muchas veces encontramos que hablando desde los personajes no aclaramos quién decía determinado diálogo, facilitamos las cosas poniendo en cursiva lo que es de Lucas, y en negrita lo que es de Pedro.

¿Que quiénes son?

Pues, ¡a leer!

Aunque no sin antes echarle un vistazo al

Diccionario MexiArgentiñol

Mexicañol:

Fregarse: Joderse
La neta: La verdad
Chamba: Trabajo
Mamadas: Estupideces, pero más fuerte.
¿Qué pedo?: Algo así como ¿Entonces qué?
No manches: No jodas
Banqueta: Acera, cordón o.o
Güey: Muletilla popular, lo equivalente a "tío" en españa o a "che" en Argentina.
Ni madres: No.
Vago: En México, más que 'flojo' vago aplica para la persona que se la vive en la calle
Chingaderas: Estupideces, pero más fuerte
Chingada: jodida
Güero / Güerejo: De cabello claro
Cacahuate: Maní

Argentiñol:

Boludo: Insulto. De todas formas, no siempre se usa para insultar, sino como cliché.
Boludeces: Derivado de "Boludo"
Guita: Plata, dinero.
Laburo: Trabajo
Laburar: Derivado de "Laburo", acción de trabajar.
Puto: ehm... hace falta traducir eso?
Colo: Abreviación de "colorado", seudónimo que se le pone a los pelirrojos.
Che: Cliché. Como decir "ey", o una forma de llamar la atención.
Gila: Boba, estúpida.
Pelotudo: Otro insulto, sinónimo de "Boludo".
Sarpés: De "sarpar", pasarse de la raya, del límite, desubicarse.

(como se divierte uno haciendo estas cosas xD)


¿Así, o más gay? (Chiste local)

Capítulo I

Sentía el estómago revuelto. Esa mañana se había levantado con un gran vacío, miró las cajas acabadas de embalar, todas ellas guardaban al menos una tercera parte de los objetos que marcaban su vida.

Le habían hecho una fiesta de despedida quienes más quería, pero pidió que nadie lo acompañase al aeropuerto. No podría soportarlo, estaba costándole bastante hacerse a la idea de irse a México tan repentinamente.

El flete los estaba esperando para subir las cosas en la puerta de la casa. Como siempre hasta el último momento sus padres buscando que llevarían y que podían dejar para aligerar cargamento. Lucas tenía bastantes cajas y al entender de su padre, eran muchas para un adolescente. Y es que quienes lo habían ayudado con el equipaje fueron dos amigos, Lurdes y Pablo, obligándolo a llevar la mayoría de su ropa.

******FLASH BACK******


— ¡Es de marca boludo, cuesta un huevo en todos lados! – había dicho Pablo —¿Mirá estos Levis? Además, si la dejás el Colo la va a vender toda –había dicho Pablo —. Sabés como es.

— No me molestaría que la vendiera... Después de todo necesita la guita, ¿no?

— Seh, más o menos –respondió el chico —. En realidad estaba ahorrando para que te quedaras.

— ¿Enserio? –Lucas sintió una patada en el corazón. Su mejor amigo sí que estaba trastornado.

Pablo y Lurdes se echaron a reír.

— ¿No te diste cuenta, Luke? Por algo empezó a volantear, a ese no lo ponés a laburar ni por puto.

— Pero, pero... ¡Le dije que no había posibilidad!

— Y se lo explicamos –afirmó Lurdes —. Pero viste como es... Para todos es difícil que te vayas, Luquitas –la chica abrazó a su amigo en un arranque de nostalgia —. La cara de "Para Teens" no va a ser lo mismo sin vos.

— ¡No exageres! Sólo salí una vez. Además la mayoría de las veces salen minas.

— Si Luquitas, pero la tuya la miro todos los días –su amiga comenzó a colgársele del cuello.

— Vas a volver, ¿no? –Pablo le lanzó un bolsito con cosas dentro que por un pelo no le da a Lucas en la cara.

— Sí, boludo, ¿cómo no voy a volver? ¿Cuánto te pensás que voy a tardar allá?

— Por desgracia eso no lo decidís vos –argumentó Lurdes punzantemente.

— Eh, loco, ¡qué mala onda!

— No, ¡estamos tristes, boludo! –ahora Pablo también se le echaba encima.

Seguramente sus amigos pesarían menos si la nostalgia no lo hubiese embriagado totalmente en aquel momento.

— Los voy a extrañar, che –dijo Lucas nostálgico —. Díganle a la gila de Rocío que en cuanto vuelva lo primero que hago es pasar por su casa.

Rocío era otra de sus amigas de toda la vida y además compañera de curso. Se había ido a visitar a unos parientes en la costa esas vacaciones de invierno.

Habiendo dejado todo el equipaje embalado en cajas, sus amigos lo acompañaron hasta tarde hablando y escuchando música.

Su madre, algo conmovida, pidió a su hijo que apagase la música y se acostase temprano, de modo que partirían de madrugada.

— Mandále saludos al Colo –pidió Lucas mientras le abría la puerta a sus amigos.

— Sí, es una lástima que justo llegue mañana cuando te vas –contestó Lurdes afligida —. Le mandamos tus saludos –la chica entonces volvió sobre sus pasos y abrazó a Lucas una vez más —. ¡Aaah! –gritó antes de ponerse a llorar —. ¡¡Luquitas!! ¡¡Te amo gordoo!! ¡¡No te vayas!! –ahora estaba empapándole el hombro.

— Chicos... no hagan eso, por favor –Lucas estaba conmoviéndose de forma fea.

Pablo entonces se contagió y abrazó a Lucas y a Lurdes una vez más.

— ¡Jeje, pelotudoo! –tiró a Lucas del pelo —. ¿Quién me va a hacer el apoyo logístico cuando me agarran las mariconeadas?

Lucas lo miró con reproche. Lo que Pablo llamaba "mariconeadas" eran los momentos donde necesitaba llorar con alguien o descargarse, y para esos siempre elegía a Lucas. Todos elegían a Lucas para *esos* momentos.

— ¿Yo soy tu apoyo maricón o qué? –preguntó cortante.

— Jeje... algo así –respondió Pablo que, siendo más alto que Lucas, podía apoyar la cabeza sobre la de su amigo.

— ¡Uh, che! Ser más bonito que ustedes no significa que tenga tendencias extrañas –respondió Lucas levantando una ceja.

— ¡No importa! El día que te hagas puto debutás conmigo, ¿dale?

— ¡Ay, nene! –Lurdes miró a Pablo entre lágrimas —. No te sarpés, mirá lo que decís, Luquitas me ama todavía, ¿o no?

— A los dos –contestó sin mucho entusiasmo. Estas serían, sin duda, las últimas bromas que escucharía de sus amigos en mucho tiempo.

Pablo y Lurdes estaban apretándolo muy fuerte, y su amigo había empezado a llorar también.

— Carajo con ustedes dos... me lo hacen... más difícil –los ojos de Lucas comenzaron a picarle. Pero aún no lloraba.

— Escribínos –dijo Lurdes con la voz ronca —. Si podés mandános una carta por día.

— Sí, claro que les voy a escribir.

— No nos reemplaces por un par de mexicanos, ni aunque sean más buenos que nosotros.

Lucas se tentó de una risa triste.

— ¡No digan boludeces! ¡Váyanse antes que me ponga peor! –la voz ya flaqueaba.

Lurdes se fregó la nariz con un sonoro "sñif!".

— ¡¡Chau Luky!! –dio un fuerte beso en la mejilla de Lucas, como todos los que ella solía dar —. No le hagas caso a Pablo –susurró después —. Conseguíte a alguien que te quiera mucho, es lo que te merecés.

Lucas le sonrió conmovido. Pablo le dio un último abrazo fraternal y con Lurdes comenzaron a alejarse por el pasillo de entrada.

— ¡Cuidáte mucho! –gritó ella saludando.

— ¡Ustedes también, los quiero un montón! –Lucas se despidió con nostalgia hasta ver a sus amigos perderse en la calle. Aún no lloraba, pero tenía un pozo en su interior.

Entró, su madre estaba recargada en la puerta de la cocina con expresión triste. Como siempre, mirando todo. Quiso abrazarlo pero Lucas le pidió que lo dejase. Subió hacia su habitación. Esa noche no comería.

Pasaron las horas. Y él no lloró.

¿Así o más Gay? - Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora