¿Así o más Gay? - Primera Parte

Capítulo 32

Pero Lucas no despertó hasta dentro de unas horas, cuando oyó que tocaban la puerta de su habitación.

— ¡Despertáte, se te hace tarde para ir al colegio! —oyó que decía su madre.

Colegio... colegio... madre gritando...

— ¿Pedro? —fue lo primero que dijo cuando abrió los ojos.

— Buenas — saludó Pedro, totalmente vestido, sentado a la orilla de la cama. No había podido dormir desde que había hablado con el papá de Lucas, así que se había dedicado a estar ahí, mirarlo dormir y pensar... — Todavía no es tan tarde, tu mami está exagerando, pero mejor levántate o sí vas a llegar tarde...

Se levantó súbitamente.

— Mamá...

— ¿Estás con alguien? Me parece que oí a otra persona...

Lucas suspiró.

— ¡Pedro se quedó a dormir, má!

La mujer pareció exasperarse de inmediato.

— ¿¿Por qué no me avisás que se queda?? ¡Menos mal que no entré, pobre chico! —se alteró la mujer —. ¿Cómo estás, Pedro? Esperen que les hago el desayuno... ¡no tarden mucho en bajar! —los pasos de Norma se oyeron, apresurados, en las escaleras.

Volviendo a la realidad, ¿qué hacía Pedro despierto antes que él?

— ¿Qué te pasó? ¿Tuviste pesadillas? —preguntó burlonamente. Sin embargo, la cara que tenía Pedro no parecía tener ganas de ningún chiste.

— Sí... más o menos... pesadillas — murmuró, luego le dio palmaditas en la pierna —. Levántate, ándale — y luego cayó en cuenta: — ¿Por qué me dice tu mamá "pobre chico", ¿eh?

— No sé... habrá pensado que te daría vergüenza si entraba ella y estabas... bueno... desnudo —sintió que se ponía del color de un papel así que se apresuró a buscar su ropa para ponérsela —. Ah, podés pedirle a mi mamá huevos y panceta... o tocino... no sé como les dicen... Acá no comemos eso de desayuno o moriríamos de un ataque al hígado. Pero en tu casa vi que sí lo comían a veces, como hacen los yankies, así que te los puede preparar si querés. Sino tenés pan con mermelada, manteca —se puso las medias y las zapatillas —, cereales con leche... o solos como los quieras... café... —miró a Pedro otra vez, quien parecía que no lo estaba escuchando —. ¿Te... te sentís bien?

Era estúpido pensar que sí eran muy diferentes, hasta en lo que comían. Pero eso no afectaba su relación en nada, ¿no? No...

— ¿Eh? Sí, sí... estoy bien. Como que me duele la cabeza, nomás — dijo, restándole importancia al asunto.

Lucas se acercó y se arrodilló frente a Pedro, quien no se había movido de la cama. Lo abrazó por la cintura mientras le dirigía una sonrisa.

— Las cosas pudieron estar mal en su momento, pero... Ahora está todo bien, mi mamá nos espera con el desayuno... —le acarició el rostro y le peinó un poco el pelo con los dedos —. No tenés que preocuparte por nada, ¿sí? —se acercó para besarlo.

No, por nada... nada más por su hermano, que en cuanto llegara lo iba a poner como campeón*, por lo que le había dicho el papá de Lucas, por el otro chico con el que se había besado, por...

Respondió al beso, sin embargo, porque esos momentos eran los únicos que lo liberaban de toda la carga. Lo tomó por la nuca para acomodarlo y cuando se separaron un poco suspiró.