Cinco

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Adam estacionó frente al edificio una media hora más tarde y me sorprendió saber que Nick arregló mi auto mientras estábamos en la gasolinera, bajé del deportivo y Gioconda ocupo mi lugar sin siquiera mirarme. Nick estaciono en mi entrada y me lanzo las llaves a modo juguetón.

-¿Estas segura que quieres quedarte?-Nick fue el único que me acompaño hasta la puerta del departamento- No dejaran de buscarte hasta que aclaremos esto Charlie.

-Entonces hazlo rápido-Le dije sonriendo y entregándole lo que me quedaba de mi Brownie que se tragó sin preguntar-Gracias por reparar mi chatarra Nick-Me devolvió la sonrisa.

-Lamento haberte asustado anoche-Su voz sonó tan sincera que de inmediato negué con la cabeza-Suelo causar esa primera impresión.

-Tranquilo-Abrí la puerta y me encontré lamentando que se fueran-Sé que eres de los buenos- asintió.

-Ni una palabra a nadie Charlie ¿Vale?-Sabía que se refería a su existencia así que asentí-Sera nuestro secreto-Se despidió de mi con un beso en la mejilla y bajo las escaleras dejándome con la puerta abierta viendo como el deportivo frente al edificio arrancaba. Segundos después no había una sola prueba de la noche que había tenido.

Una vez dentro del departamento arrastre el sofá rojo de la sala hasta dejarlo contra la puerta para asegurarla aún más. Fui al baño y me sobresalte con el reflejo que me devolvía la mirada desde el espejo tras la puerta; mi pálida piel estaba manchada con moretones en el cuello, tenía la franela rota y la espalda marcada como si el vagabundo hubiese tenido garras; mi largo cabello negro estaba enmarañado y el rímel de mis ojos grises se regaba un poco hacia abajo como si hubiese llorado y mis labios abultados estaban pálidos y rotos.

-Dios-Dije mirándome. Era un desastre, me alegró saber que estaba de vacaciones y que tenía dos meses para borrar todo rastro de lo que había sucedido esa noche.

Me di un baño, me peiné el cabello y me puse un pequeño pijamas negro antes de decidir que debía llamar a Julian para saber si seguía con vida.

-¿Charlotte?-Contestó extrañado-¿Qué sucede?

-Solo quería saber si habías llegado bien a casa-Le contesté aliviada.

-Estoy bien-Su tono emocionado me confundió-¿Y tú?

-¿Yo?-Rayos, no debí llamar-Estoy bien, un poco cansada. Hablamos después Julian.

-¡Charlotte!-Gritó antes de que colgara sobresaltándome- ¿Te gustaría ir conmigo a la inauguración de la feria?-Suspiré mientras lo pensaba, mi madre siempre decía que debía salir más, socializar con gente de mi edad; por otro lado me preocupaba salir con un montón de locos queriendo asesinarme por haber contado un sueño.

-Claro-Le contesté antes de que pudiese arrepentirme.

-Genial, te recojo a las ocho-Julian colgó y el reloj de mi teléfono me indicó que faltaban veinte minutos para eso.

Cambie mi pijama por un jean ajustado, un suéter de blonda negro y unas zapatillas doradas a juego con un reloj y un colgante. Aún quedaban cinco minutos así que llamé a mi madre y su voz sonó incomoda al responder.

-Charlie, cariño-Dijo y sonreí al imaginármela escondida en algún baño para que Kevin no protestara sobre su acuerdo de no a la tecnología durante su luna de miel-¿Cómo está todo?

-Hola mamá, todo bien-Le dije tratando de averiguar porque la había llamado, supongo que cuando un día estas a punto de morir y te salvas, es natural querer hablar con tu mamá-Acabo de salir de vacaciones, saldré con un amigo.

-¡Que bueno!-Sonaba más emocionada de lo necesario y sonreí al recordar a mi madre, con su alborotado cabello rojo y sus enormes ojos avellana, tenía la nariz pecosa, los labios abultados siempre pintados de rosa y sus abrazos olían a Amber Romance de Victoria's Secret-Espero que se diviertan nena.

-Sí, yo también-La bocina de Julian sonó en la calle y lamenté haber tapado la entrada con el sofá-Solo llamaba para decirte que te quiero-Le dije arrastrando el sofá con una mano para tener un espacio que me permitiera salir.

-Oh cariño-Conociéndola, supe que estaba a punto de llorar-Y yo a ti-Me dijo y sonreí saliendo del apartamento.

-Adiós mamá-Colgué luego de que se despidiera porque no tenía nada más que decir y me apresuré a subir al auto de Julian.

TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora