El frío me despertó y la intensidad de la luz al abrir los ojos me quitó el sueño, me había dormido en la butaca y el reloj dorado en mi muñeca indicaba que eran las diez y cuarenta de la noche.
Salí de la biblioteca guiándome por el mapa para llegar a la escalera principal e ir a mi habitación cuando una melodía llamó mi atención y me asomé en la puerta del salón de música.
El sonido del piano se colaba entre sus dedos al presionar las teclas en automático, la melodía invadía el salón y pude ver como disfrutaba su soledad; entonces su espalda se tensó y supe que se habia percatado de que lo observaba, no sé como pero lo supe, sentí su atención en mí y entonces la melodía se hizo cada vez más suave y se detuvo.
-Despertaste- la palabra pareció escapar de su boca y decidí caminar hacia él, en silencio.
-Continua-Le dije sorprendida con la firmeza de mi voz, que hizo que el pedido sonara como una orden y Adam levanto la mirada para cruzarla con la mía, mientras sus ojos detallaban cada rasgo de mi rostro.
-No puedo-Me contesto con la misma firmeza. Sus delineadas cejas arrugaron su piel pálida y sus ojos brillaron con picardía.
-¿Para quién tocas?-Mi pregunta nació sin esfuerzo mientras sentí algo bajo su picardía, algo intenso y oscuro.
-Eso no tiene importancia-Supe entonces que lo hacía para su madre.
-¿Solo puedes tocar para ella?-Entonces note que le molestaba; pero ¿por qué habría de molestarle? Es lógico que la amara.
-No, puedo tocar para quien lo desee-No sé por qué lo dijo y algo me dijo que no estaba seguro de ello.
-Ya veo-Me di la vuelta y decidí abandonar la habitación, no quería seguir allí fascinada con aquel pálido pianista ni preguntarle como sabía que había estado durmiendo.
La melodía comenzó de nuevo y sin embargo percibí que no era la misma, había cambiado, esta era más frágil e insegura y entonces se detuvo. Me sorprendió que pudiera escuchar el piano desde la biblioteca y decidí devolver el tomo de Benedetti y elegir algo que no hubiera leído.
Adam entró a la biblioteca y pude sentir su mirada sobre sus libros, supuse que no le agradaba la nueva melodía y que por eso la había dejado.
-Me gusta así-Dije, guardando el pequeño libro verde y tomando una recopilación de poemas.
-¿Qué?-Me preguntó confundido
-La melodía- Le respondí al volverme y sorprenderlo detallándome con la mirada- es más viva la segunda-Terminé caminado hacia la puerta.
-Es porque lo está- Su respuesta me sorprendió y no pude evitar sonreír, entonces por primera vez desde que lo conocí Adam sonrió-Sonreíste- La sorpresa en mi voz lo hizo sonreír de nuevo-Sabia que nadie podía ser tan serio.
-¿Me estabas probando?-Me preguntó y la picardía volvió a su rostro.
-Tal vez-Le respondí y su carcajada me hizo comprender que disfrutaba del misterio, porque él también estaba probándome- tú también lo haces.
-¿Qué?-Dijo como quien no quiere la cosa.
-Me estas probando- Le dije y entonces se encogió de hombros y se volvió hacia los libros dándome la espalda.
Salí de la biblioteca guiándome por el mapa y esta vez procure no distraerme con nada, sin embargo al cruzar el pasillo hacia mi habitación no pude evitar verlos.
La pareja estaba junto a la puerta del baño, la luz tenue del corredor me permitía ver que la chica llevaba una bata de baño y su cabello rosa estaba empapado entre las manos del joven, quien estaba sin camisa y sus rizos alborotados también goteaban sobre las delgadas manos de Gio. Me deslice tan pegada a la pared que sentí que me volvería parte del concreto, ellos estaban tan concentrados en su beso que no advirtieron mi presencia y
solo cuando llegue a mi habitación me percaté de que estaba conteniendo la respiración.
-¡Y hasta que llegas!-Dina tenía puestos sus audífonos purpura, iba en pijama y la única luz que entraba a la habitación era la luna por la ventana-¿Charlie?-La ignoré y me subí a mi cama mientras sentía el sudor frío sobre mi nuca, entonces ella se levantó de su cama y siguió la dirección de mi mirada hasta la puerta.
-No abras-Mi petición fue apenas un susurro y cuando lo dije ya Dina estaba petrificada en el marco de la puerta, entonces supe que seguían allí.
-Hija de p...-Comenzó a decir y me lancé a por ella con una fuerza que desconocía, la mantuve dentro de la habitación para darle una patada a la puerta y envararme entre ésta y mi amiga-Déjame salir Charlotte-Su voz sonaba contenida y supe que si lo hacía perdería el control, así que negué con la cabeza.
-Vas a levantar a todo el mundo-Le dije imaginando sus gritos fuera del
pasillo- Vas a lastimar a Adam...
-Y una mierda-Comenzó a halarme del brazo pero me mantuve pegada a la puerta-¡Mi mejor amigo no puede casarse con una ramera!
-¡Su mama se suicidó!-Las palabras escaparon de mi boca con tanta fuerza que Dina se apartó un poco de mi-Nunca habla de ella-Continúe en un tono más bajo-Perdió a la mujer que amaba a los siete años y ahora nosotras vamos a quitarle...
-Nosotras no-Sin embargo Dina ya había desistido de salir de habitación-Gio lo perdió desde el momento en que besó a Nick Krein.
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Traidor
Teen FictionUn asesino, un presidente corrupto, una locutora famosa y un joven de otro mundo se cruzan en una peligrosa historia que te retará a creer. ¿Estas preparado?