Diez

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El piso de arriba consistía en una infinidad de pasillos con puertas a ambos lados; algunos pasillos terminaban en escaleras de caracol que subían o bajaban y algunas puertas tenían detrás muros sellados. La arquitectura del lugar me resultaba incomprensible al recordar la estructura externa, que lucía como un limpio templo griego. Seguí a Andreina por el primer pasillo de la derecha y luego por el cuarto pasillo de la izquierda para detenernos frente a la octava puerta de madera lisa a la derecha.

-Bueno-Dijo de inmediato-No es muy grande, pero nadie más iba a ofrecerse a ayudarte-Sonrió en modo de disculpa y asentí en silencio entrando a la habitación detrás de ella. Era un cuarto pequeño con dos camas blancas con dosel y cortinas de color azul marino en lados opuestos de la habitación, entre las camas unas enormes puertas dobles daban a un pequeño balcón de donde se podía ver un jardín de grama con caminerías y bancos de hierro forjado, un terreno bien aplanado con dos arquerías de futbol, una piscina con cascada de rocas y un puente que daba a lo que según creía ver era un laberinto.

-Wow-Me preocupó hablar hasta que escuché a la chica reír.

-No somos conocidos por la modestia-Dijo con diversión sentándose en la que adiviné (por lo desordenada) que era su cama.

-Es impresionante-Le dije sentándome en la que ahora sería mía para ver que frente a las camas, a ambos lados de la puerta habían dos armarios blancos, uno empapelado de fotografías y viejas entradas a conciertos y otro en blanco.

-El aburrido es tuyo-Bromeó Andreina y yo levanté la vista de la guitarra eléctrica y el amplificador entre su armario y su cama y le sonreí.

-Gracias Andreina-Sus cejas se arrugaron y justo cuando comenzaba a preocuparme haber dicho algo malo ella negó con la cabeza.

-Soy Dina-Aclaró-¿Te gusta la música?-Asentí y me sonrió-Mi antigua compañera de cuarto se mudó porque hago demasiado ruido.

-Trabajo en la estación-Me encogí de hombros antes de lanzarme hacia atrás, me gustaban las cortinas oscuras sobre la cama.

-¡Eres Charlie Foam!-Su grito me hizo reír.

-¿Escuchas diferentes?- Me agradaba esta chica.

-¡Cada tarde!-Sin embargo algo en ella me recordaba algo desagradable-¿De dónde viene el Foam?

-En mi primer día de trabajo tenía malestar estomacal y Julian me dio una pastilla antes de comenzar el programa, la puse en mi boca y la tragué sin notar que era un alka seltzer, la pastilla se pegó en mi garganta y comencé a escupir espuma por la boca como un perro rabioso, todos en la cabina se aterrorizaron y desde ese día soy Charlie Foam-Dina se retorcía a carcajadas sobre su cama.

-Eres toda una leyenda-La admiración de Dina me incomodaba-Algo así como la voz del pueblo.

-Solo soy asistente de producción.

-¡Todo lo que te escriben sale al aire!-Continúo sonriendo-¡Siempre pones las canciones que queremos escuchar!-Entonces se detuvo y me miró confundida-¿Cómo están transmitiendo si tu estas aquí?

-Tengo un mes de vacaciones, dejé mi cuenta abierta y la portátil desbloqueada, un pasante se hará cargo.

-¿Cómo terminaste aquí?-Estaba cansada y Dina parecía querer hablar hasta el amanecer, así que resumí lo más que pude y respondí a sus preguntas en frases cortas-No puedo creer que Adam te haya salvado-Dijo cuando terminé de hablar.

-No me salvo a mí-Le contesté con el rostro enterrado en la almohada-Solo quiere salvar a su odiosa novia, yo soy una pieza más del tablero.

-Lo que hay entre Adam y mi hermana es complicado-Escuchaba la voz de Dina como si estuviera en el cuarto de al lado-Ellos están comprometidos pero...-Lamenté dormirme sin escuchar la forma en que terminaba esa frase. 

TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora