Ocho

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Lo seguí por las enormes escaleras de mármol blanco para encontrarme en un porche lleno de altas ventanas de cristal y unas grandes puertas negras que se abrieron en cuanto estuvimos frente a ellas para dejarnos pasar.

El interior del lugar era tan diferente al exterior que me dio la sensación de haber sido transportada a un sitio distinto. Estábamos en una habitación de techo alto con una enorme claraboya de cristal de cuyo centro colgaba el candelabro más grande que había visto jamás, iluminaba la blanca habitación con un agradable resplandor dorado. Todo el suelo era de mármol y frente a nosotros a unos quince metros, una enorme escalera blanca con pasamanos dorados desaparecía en un piso superior. A los lados de la habitación había varias puertas de menor tamaño que la de la entrada y seguí a Adam a un enorme arco sin puertas que estaba a mi izquierda para encontrarnos dentro de una sala con suelo de madera y un modular blanco junto a una chimenea de mármol con un extraño fuego purpura y dorado, detrás de éste en un sobre piso de madera había un piano de cola junto a una ventana de cristal, más allá pude ver un pantalla plana colgando de la pared rodeado de asientos de diferentes colores, de uno de ellos se levantó un chico con rasgos asiáticos y cabello bicolor y luego de poner pausa al juego en el televisor se acercó a nosotros asombrado.

-Eres humana-Dijo con fascinación y cuando me disponía a acercarme Adam se interpuso-Tranquilo viejo-Dijo el joven levantando las manos, solo quiero saludar-Adam se apartó un poco, para dejarme a la vista pero no lo suficientemente lejos y el joven me extendió la mano-Soy Luca-Le estreche la mano y me sobresalté cuando toda mi vida pasó frente a mis ojos, entonces le solté la mano y el joven sonrió con curiosidad mientras yo volvía a pararme detrás de Adam.

-¿Qué ves?-Le preguntó Adam y supe que Luca había visto toda mi vida.

-Nada más allá de los cinco-Yo lo miré confundida-¿Te quedaras aquí?-Luca se acercó de nuevo y sonrió al ver que yo no me apartaba.

-Debo hablar con Víctor primero-Le dijo Adam y yo lo seguí a la entrada con Luca pisándome los talones.

-Que locura, una humana en la academia-Por el tono de Luca supe que no siempre sería igual de bienvenida y lo que sucedió después me lo confirmo.

Una chica de cabello rosa se detuvo a mitad de la escalera y me detalló con la mirada llena de desprecio para luego mirar a Adam.

-¿Qué significa esto?-Le dijo Gioconda desde las escaleras y Adam se adelantó hacia ella-¿Por qué ésta aquí?

-Hay cazadores siguiéndola-Le dijo Adam como si yo no estuviese allí y ella lo miró enojada, aun cuando era más alta que yo era mucho más pequeña que él y discutían a dos escalones de distancia-casi muere hoy.

-Millones como ella mueren a diario y nunca ha sido de nuestro interés-Gioconda ni si quiera miraba en mi dirección mientras yo me daba la vuelta para salir de aquel lugar-¿Por qué debe importarnos?

-¿Quizás porque es tu culpa que se enrollara con nosotros?-Nick salió de la habitación a mi derecha y me quito la mano del pomo de la enorme puerta que intentaba a abrir mientras Gioconda lo fulminaba con la mirada.

-Solo se abre a Guardianes-Me dijo Luca y yo asentí y solté el pomo dorado.

-Es cierto Gio, si no te hubieses equivocado ella nunca nos hubiera conocido-El cansancio en la voz de Adam me puso en mi lugar, él lamentaba que Gioconda se hubiera equivocado y solo trataba de limpiar su desastre para salvarla.

-Nick-Le dije y el aludido me miró con curiosidad-Quiero irme.

-¿A dónde?-Me preguntó de inmediato.

-Lejos de ellos-Le dije y el asintió divertido mientras Gioconda subía las escaleras y Adam la seguía perdiéndose en el piso superior.

TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora