Diecinueve

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A la mañana siguiente decenas de autos estaban estacionados en la entrada de la mansión esperando la salida de la carroza fúnebre, que en este caso era una gran camioneta blanca con rines cromados, una multitud de personas se abrazaban y saludaban con gesto decaído y para mi sorpresa ninguno lloró.

A un cuarto para las diez me vestí con el único vestido negro que había en el armario (corto, con armador y un moño en la espalda), unas medias pantis y unos tacones. Bajé las escaleras y me encontré con Adam en un traje negro sin corbata recostado de la entrada conversando con Jerry, quien a su vez llevaba un traje beige. Su conversación finalizó en cuanto Adam me miró y bajé las escaleras para salir con él al exterior. Me sorprendió que aun en medio de un funeral las personas murmuraran al verme y mantuve la vista al frente con Adam llevándome de la mano hasta el garaje, donde subí al Evantra y salimos de la mansión justo detrás de la camioneta blanca.

-Sabes que puedes llorar ¿Verdad?-Le dije luego de minutos en silencio, me preocupaba que nadie lo hiciera.

--No acostumbramos llorar a los muertos-Respondió apretando mi mano con suavidad y me incliné para acariciar su rostro-Sabemos que ahora está en un lugar mejor-Volvió el rostro para besar mi mano y yo asentí sorprendida de lo rápido que cambiaban las cosas: compromisos, vida, muerte...no son más que palabras inventadas por los humanos para inspirar algo de seguridad, cuando lo cierto es que lo único seguro que tenemos es el presente.

Llegamos al cementerio a diez para las doce y esperé junto a Adam mientras Víctor, Jerry, Jason, Nick, Luca y un hombre que supuse era el padre de los gemelos cargaron el ataúd desde la camioneta hasta llegar frente a las sillas blancas dispuestas a modo de funeral, nos sentamos en la cuarta fila y momentos después se unieron a nosotros los chicos y más tarde una retraída Dina.

Para mi sorpresa fue un pastor evangélico tan humano como yo en un sencillo traje gris quien se paró frente a nosotros indicándonos que nos pusiésemos sobre nuestros pies, sus palabras fueron sorprendentemente parecidas a las de Adam en el auto y concluyó diciendo que siempre le había parecido que los funerales eran para los vivos, pues los muertos hace mucho que descansaban en paz.

Salimos del funeral en medio de abrazos y despedidas de gente extraña decaía y justo cuando caminábamos hacia el auto alguien llamó a Adam, éste se dio la vuelta y vi como sus expresiones se apretaron mientras un hombre tan alto como él de barba blanca y grandes ojos azules se acercaba a nosotros.

-Hijo-Le dijo al alcanzarnos y me quede sin palabras mientras Adam le estrechaba la mano.

-Padre-Contestó y supe que no se llevaban nada bien; el hombre me miró y de pronto sus ojos se volvieron rendijas y yo me estremecí- Basta Michael– Adam se adelantó bloqueándome de su vista y el hombre sonrió.

-No te dejes engañar Adam-Podía sentir la mirada de su padre aun por encima del cuerpo de Adam-De ser humana no podría haberme visto cambiar-Entonces vi como Adam se sobresaltó- ¿Ves los rayos en sus ojos verdad niña?-El hombre se dirigía a mí y yo asentí, entonces Adam se volvió hacia mí.

-¿Qué más vez?-Preguntó-¿Las llamas de Jerry?-Yo asentí y su padre se río haciendo que nos volviésemos hacia él.

-¿Cuál es tu apellido?-La pregunta de Michael me tomó por sorpresa y lo miré sin comprender.

-Archer-Mi respuesta no hizo más que divertirlo más.

-Interesante-Con eso se volvió hacia Adam quien lo fulminaba con la mirada-Tu madre habría estado fascinada con su nueva nuera-Y con eso caminó hacia un enorme convertible negro, en el que subía y se perdió de vista.

-¿Qué fue eso?-Le pregunté a Adam y el negó con la cabeza luciendo confundido, entonces me abrazó.

-Mi padre es un imbécil tradicionalista-Pude sentir su aliento en mi cuero cabelludo y me aferré a su abrazo.

-No debería ver ciertas cosas-Dije con el rostro enterrado en su pecho.

-No me importa porqué-Me respondió-Me agrada que puedas verlo todo, eso me quita un peso de encima.

-¿Pensaste que no te querría si veía la tormenta eléctrica que tienes en los ojos?-Le pregunté mientras caminábamos a su auto.

-¿Me quieres?- Su pregunta me tomo por sorpresa y subí al asiento temiendo que la respuesta se me nota.


TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora