Seis

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-Eres un cobarde-Le dije Julian bromeando ante su negativa de entrar a la casa del terror. Había entrado en esa casa todos los años desde que tenía once con mi hermano y siempre era igual; el carrito traqueteaba sobre los rieles a medida que recorría un pasillo lleno de celdas con monstruos que reían y chillaban hasta subir al segundo piso, que consistía en una habitación con unos cuerpos que colgaban del cuello desde el techo y los tropezabas con tu cuerpo al salir al exterior.

-Nunca me han gustado esas cosas-Me sentí mal por burlarme en cuanto vi lo mucho que lo afectaba. Éramos amigos desde que comenzamos en la facultad y la mayoría se burlaba de mí porque había ingresado con solo 15 años y media un metro cincuenta y seis, tres años después termine el técnico superior y él fue quien me ayudó a conseguir trabajo en la emisora, pues en todos los lugares se negaban por apenas ser mayor de edad.

-Solo bromeo-Traté de arreglar, succionando medio vaso de granizado de limón-Podemos subir a otra cosa-Me di la vuelta y me detuve cuando noté que Julian no me seguía.

Estaba en la fila de la casa del terror. Corrí a su lado, me enseñó los tickets y le devolví la sonrisa. Habíamos subido a casi todas las atracciones, solo faltaba la casa y nos iríamos. El hombre de la puerta tomo los tickets mientras yo admiraba el hacha que atravesaba su cabeza y lo seguía a un carrito con forma de caldero en cuyo interior nos esperaban dos asientos de color purpura. Una vez sentados en el incómodo caldero, el carrito traqueteo sobre los rieles y se adentró en la vieja casa.

Lo primero que me abrumó fue la oscuridad; las características luces verdes y moradas no estaban, el caldero traqueteaba en la oscuridad a medida que escuchaba las risas macabras y los gritos.

-Se ha quedado sin luz-Comenté extrañada cuando nos adentrábamos en la casa.

-¿Cómo dices?-Preguntó Julian a mi lado en un susurro aterrado.

-Antes había luz-Le dije-Siempre venía con...

-¡Charlotte!-El grito de Julian fue desgarrador y aun peor fue el hecho de que se escuchara muy por encima de mi cabeza. Me lancé sobre su puesto en la oscuridad para notar que no había nadie más que yo dentro del caldero.

-¡Julian!-Trate de desatarme el cinturón pero no importa cuanto lo intentara no aflojo su agarre, podía escuchar los gritos despavoridos de Julian unidos al resto de las grabaciones y entonces las luces se encendieron-¡Ayuda!-No importaba cuanto me esforzara en gritar, las personas en el exterior creerían que era parte de la atracción-¡Julian!-Entonces comencé a escuchar un sonido extraño, como de gárgaras y el caldero traqueteó en su camino al segundo piso-¡Auxilio!-Intenté soltarme con tanta insistencia que mis manos comenzaron a arder quemadas por el cinturón y entonces lo vi, el cuerpo de Julian colgaba del techo junto a los demás cadáveres de trapo y plástico, su lengua estaba afuera y sus ojos desorbitados-¡No!-De su pecho colgaba un aviso que rezaba "La ley" Me estremecí ante la imagen al momento en que el caldero de detenía, a metros de la puerta y las luces se apagaban, ahí supe que sería la próxima.

Mi cinturón se soltó y me puse de pie de inmediato, entonces escuché gruñidos y gritos de lucha y posteriormente el sonido de unos pasos que se aproximaban a mí, me bajé del caldero y me preparé para luchar. Unas manos me agarraron de inmediato, una tapando mi boca y la otra bajo mi mandíbula, de inmediato le pateé donde suponía que estaba su entrepierna y me alegró el quejido que me indicó que había acertado, entonces corrí a la salida de la casa mientras los pasos me pisaban los talones y una vez que salí vi que nadie me prestaba atención, todos se agrupaban en la entrada a la espera de ocupar un carrito y ser aterrados por un montón de muñecos sin vida sin saber el verdadero terror que había tenido lugar allí dentro.

-¡Charlie!-Me detuve en cuanto escuche mi nombre en una voz conocida y al volverme vi a Adam corriendo hacia mí, varias chicas del paseo se sonrojaban al verlo y reían como tontas pero él no parecía notarlo.

-¡Adam!-Jamás creí que me alegraría tanto verlo y cuando reaccione estaba colgada a su cuello como si de ello dependiera mi vida, el respondió a mi abrazo luego de un segundo de duda y supe que lo sabía-Me están siguiendo-Le dije y el asintió.

-Le dispare-Dijo sosteniendo mi rostro con sus manos y supe que a él era a quien había pateado en la casa del terror. Rayos bailaban en sus ojos brillando como luces de neón, su color era extraño un tono sobrenatural entre azul y violeta-Trate de explicarte pero me pateaste...-Su sonrisa ante aquello me hizo reír también y entonces negó con la cabeza y me soltó-Eres la chica más extraña que he conocido-Admitió asombrado.

-Julian está muerto-Adam asintió y unas chicas en un puesto de helados me miraron con recelo al verme hablarle Idiotas, deberían odiar a Gioconda no a .

-Te lo dije Charlie-Adam paso los dedos entre su liso cabello plateado y yo me pregunté ¿Qué era él?-Vendrán por ti.

-¿Qué hago?-Le pregunté y se acercó de nuevo, tan cerca de mí que pude sentir la electricidad que emanaba de su aliento recorrer mi rostro mientras respondía.

-Ven conmigo-Asentí sin pensarlo y una vez que lo hice no hubo marca atrás. Adam aceleró el paso indicándome que lo siguiera y salimos del parque para detenernos frente a una extraña moto aparcada en el paseo junto al mar, la reconocí como la moto de la que se recostó mientras me vigilaba afuera de la estación.

-¿Qué es?-Le pregunté solo para ver lo mucho que le agradaba hablar de sus vehículos.

-Una Hadson Janus-Me dijo entregándome un casco del mismo rojo de mi pintura de labios y me lo puse tratando de obviar que le pertenecía a Gioconda y concentrándome en que era perseguida por asesinos. Subí a la moto detrás de él y me extraño ver que en vez de arrancar se reía,, de inmediato se ajustó la chaqueta, dejó de reír y se volvió hacia mí-Sostente-Me agarre a su chaqueta al tiempo en que él agarraba mis manos y las colocaba a ambos lados de su cintura, justo sobre sus abdominales; aun a través de sus guantes noté la electricidad en su piel y me estremecí haciéndolo reír de nuevo-Duro, Charlie-Dijo antes de salir disparado a la calle haciéndome sonrojar


TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora