Capítulo 9: Sentimientos rotos

1.5K 78 27
                                    

Ahri P.O.V

Desperté y vi a Talon durmiendo profundamente. Lo observé por un momento, acaricié su pelo, me incorporé un poco y le di un pequeño beso en la mejilla pero sin despertarle. Comencé a levantarme poco a poco, me vestí, salí de la habitación, bajé las escaleras y vi a una mujer en la entrada. Me acerqué a ella, era rara, parecía una planta.

- ¿Quién eres tú?

- Zyra - se giró hacia mi - ¿Y tú?

- Ahri.

- ¡Ah si! El nuevo juguete...

- ¿Perdona?

- Sí, el nuevo juguete de Talon.

- ¿Lo conoces?

- Sí, soy su novia.

Aquellas palabras quebraron mi corazón. Empezaba a sentir algo por él, pero mis esperanzas desaparecieron.

- Nos conocimos cuando llegué aquí en uno de mis viajes, estuvimos hablando y bueno...Decidimos ser pareja, obviamente no iba a dejar de viajar, así que le di la libertad de estar con otra mujer para satisfacerse cuando yo me encontrara viajando. Así que dime, ¿qué se siente al ser utilizada?

- Él...No...- dije con el corazón roto.

- No tienes ninguna oportunidad, ahora vete y no sufras más, aunque...Si quieres puedes quedarte para ver como...Beso a Talon - dijo susurrando en mi oído.

Talon...No quería volver a escuchar ese nombre en mi vida. Abrí la puerta y salí lo más deprisa que pude de allí. Se acabó, lo único que quería, solo era una ilusión. Seguí corriendo hasta que mis piernas temblaron y caí al suelo. No había nadie que pudiera ayudarme, tampoco lo necesitaba por lo que me puse de pie con las pocas fuerzas que me quedaban y me apoyé en la pared de un callejón. Caí de rodillas, puse mis manos en mis ojos y empecé a llorar. Alguien se acercó a mi, se agachó poniéndose a mi altura, sentí cómo me acercaba.

- Para de llorar si no quieres que tus ojos se pongan rojos - dijo amablemente la voz de una mujer - Toma, secate esas lágrimas - me ofreció un pañuelo.

- Gracias - dije aceptandolo - No debería preocuparse por mi...

- Y tú no deberías tratarme de usted. ¡No soy tan vieja!

Hizo que sonriera un poco.

- ¡Así me gusta! Y ahora que no se borre esa sonrisa.

Volví a sonreirle y me fijé en ella. Vestía con una armadura dorada y portaba una espada y un escudo. Sus ojos eran castaños y su pelo era del mismo color, pero algo anaranjado.

- ¿Cómo te llamas pequeña?

- Ahri, ¿y tú?

- Leona - dijo sonriendo - Sí hay algo más que pueda hacer por ti...

- Gracias, pero no quiero ser una molestia.

- No lo eres. ¿Qué te parece si vienes conmigo y así nos hacemos compañía? Yo también estoy sola. Podríamos conocernos mejor y ser amigas.

- Amigas...¡De acuerdo! - le sonreí.

- ¡Genial! ¿Vamos? - me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie.

Estuvimos caminando un poco por la cuidad, hablamos de todo y me contó que estaba en Noxus porque aquí es donde está el herrero más bueno de toda Runaterra y quería que afilara su espada. Era muy amable conmigo, hacía que sonriera y en algún que otro momento, las dos reíamos a carcajadas. Nos sentamos en unas piedras a la orilla de un río para descansar y senguir charlando tranquilamente. En poco tiempo, nos hicimos buenas amigas.

- Y...¿Por qué estabas llorando antes?

- Por nada...Una tontería.

- No quiero obligarte, no hace falta que me lo cuentes si no quieres, pero tal vez te sientas mejor.

La verdad, tenía razón. Me sentiría mejor si le hablara a alguien de ello y sabía que en Leona podía confiar.

- Bueno...Conocí a un chico y me enamoré de él, pero cuando todo era perfecto, llegó una chica...Era su novia. Me dijo que él solo me utilizaba, que no intentase nada. Supongo que el amor no está echo para mi.

- Vaya...Lo siento mucho Ahri. Tu solo dime quien es ese chico y lo reviento.

- No hace falta - le sonreí - Nunca debí llegar aquí. En fin...- suspiré - Solo espero que sea feliz.

- ¿Sabes? No deberías decir lo de que no tendrías que haber llegado aquí.

- ¿Por qué?

- Porque entonces no te hubiera conocido y no te tendría como amiga - me sonrió.

- Gracias - le devolví la sonrisa - Yo también me alegro de haberte conocido. Eres mi única amiga.

- Sí quieres, puedes venir conmigo, aunque voy a estar alojada aquí durante un tiempo. Piénsalo, ¿vale?

- ¡Por supuesto!

- Se está haciendo de noche...Deberíamos volver.

- Sí...

Y así hicimos. Acompañé a Leona hasta un pequeño hotel donde residía mientras se quedaba aquí y yo seguí para volver a la mansión, aunque iría directamente a mi habitación, sin ver a nadie. La calle estaba bañada en la suave luz de la luna y se podía ver todo, junto unos pequeños faroles que ayudaban a iluminar la cuidad. No había nadie, lo que me daba un poco de miedo, que aumentó al oír unos pasos detrás de mi.

- Hola zorrita...Nos vemos otra vez - dijo un hombre y me giré rápidamente.

- Tú...

- No podrás escapar - siguió acercándose.

- No, por favor.

Era el hombre de la otra vez, comencé a correr huyendo de él, pero por las demás calles salían los otros dos que lo acompañaban. Me metí en un callejón y mis piernas volvieron a temblar, haciéndome caer. No tenía escapatoria, esta vez iban a hacer conmigo lo que quisieran. En ese instante me daba igual lo que me sucediera, lo había perdido todo, puede que me hubiera ganado la amistad de Leona, pero ya no le tenía a él, ya no tenía a Talon. El hombre se acercó a mi y se puso a mi altura.

- ¿No vas a defenderte? Mejor...Así me lo vas a poner más fácil. Voy a disfrutar contigo - dijo oliendo mi pelo.

Comenzó a besar mi cuello, deslizaba sus manos por mi cuerpo, hasta llegar al muslo, subiendo mi falda. Alzó una hasta mi nuca, se puso delante de mi y empezó a acercarme a él para besarme. Cerré los ojos esperando el final pero un grito del hombre lo impidió. Poco después el sonido paró de golpe. Oí como algo caía al suelo, entonces abrí los ojos y vi que el hombre había perdido la mano, se la habían cortado para después hacerlo de nuevo en su cuello. Al ver la escena cerré los ojos rápidamente. Sentí que algo acariciaba mi mejilla.

- Siento mucho que hayas visto esa imagen, pero no podía permitir que te besase.

Aquella voz, era la de Talon. Me aparté de él, no quería verle. Aunque me hubiera salvado, me había mentido.

- ¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme?

- Vete...

- Ahri, nunca me separaré de tí.

- Déjame Talon.

- No, déjame tu a mi..

- ¿El qué? - le interrumpí - ¿Utilizarme? ¿Qué quieres, eh? ¿Qué es lo que quieres que te deje?

Y De Repente Tú (Ahri x Talon) - League of Legends FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora