Un amor de verano.

Capítulo 7 -¿Qué te creías?-.

Narra Jenny.

~Una hora antes~

Tenía en mis manos el cuaderno de aquella persona que no conocía. Estaba en mi cuarto escuchando música mientras pensaba si ir a su casa a devolverle su cuaderno o esperar a mañana en el instituto.
Entonces fue cuando me acordé de que podría acompañarme mi novio de camino a la casa de la chica. Ya había pasado unos cuántos dias desde que no lo veía. Lo llamé, no tardó en contestarme.

~LLamada telefónica~

Novio: Hola mi amor.
Jenny: Holaa, me preguntaba si querías -no sabía cómo preguntarle- quedar ahora y así me acompañas a llevar una cosa a una chica, que he encontrado.
Novio: Él se rió por mi nerviosismo- Claro que voy contigo. Nos vemos en diez minutos.
Jenny: Vale cielo.

~Colgó~

A los diez minutos oí el timbre de mi casa, bajé a abrir, y allí estaba.
-Hola- le dije dandole un pequeño beso en los labios.
-¿Qué? ¿nos vamos ya?- respondió.
-claro, menos mal que no vino Manuel, siempre se mete en medio- dije en tono enfadado mientras hacía pucheros.
-No dejaría que mi princesita estuviera mal- dijo mientras caminabamos por la calle.

Por cierto, se me olvidaba mencionarlo, mi novio se llama Carlos y bueno, tiene un hermano gemelo.

~Después de que Jenny saliera de la casa de luna~

Narra Luna.

Después de la inesperada visita de Jennyfer, subí a mi habitación a pensar en Manuel y en lo ocurrido.
Pero, ¿quién se creía?

Protesté por haberme hecho eso, ahora no podía evitar sacarlo de mi cabeza y no era lo que yo realmente quería -el señor beso a toda chica- susurré mientras me quedaba dormida. Aunque en el fondo, sabía que me había encantado ese beso.

Pero, esto no quedará así, tengo que hablar con él, si, eso haré. Y no será de buenas maneras.

-¿Hola? ¿Está despierta la señorita o sigue durmiendo?- alguien me sopló la cara, rapidamente me arrugué delante de aquella persona y abrí lo ojos de par en par.

Y allí estaba él, con su sonrisa encima mio. Tras analizar lo que estaba ocurriendo, le contesté

-¿Pero tu qué? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?-dije susurrando para evitar que alguien pudiera escucharnos.
-Bueno, pues he entrado por la ventana- me contestó mientras la señalaba. Tenía una cara de estar divirtiéndose
-Pero, ¿cómo sabes dónde vivo? ¿a caso me sigues o qué?- conteste mientras lo apartaba de encima mio. La idea no me había gustado para nada.
-No que va -se rió- la novia de mi hermano tení un cuarderno tuyo, que según...- no le dejé terminar de hablar.
- Ah, sí, Jennyfer- suspiré, esto iba de mal en peor.
- Sí, esa enana pelirroja- contesto riéndose -yo venia a verte y a hablar sobre lo que pasó en el parque.
-¿Sí?, venga, empieza- le dije de manera provocadora. -Solo quería pedirte perdón- ¿debía creerle?
-Pero a ver -rodé mis ojos evitando verle muy seguido- ¿tú piensas que, con un solo perdón, arreglas todo?- le dije.
-Bueno, pensaba que si- entrelazó sus manos y agachó la cabeza de manera disimula.
-Pues no, ¡eres un maleducado!- grité. Él levantó la cabeza y abrió sus ojos de par en par.
- Pues yo no soy una niña pequeña como tú que va llorando por las calles para llamar la atención - me contestó. Se notaba que estaba empezando a enfadarse.
- ¡Yo tengo mis motivos!- noté como empezaba a aparecer lágrimas en mi rostro.
-Si claro, y por eso no lo cuentas- sonrió de manera sínica
-Eres un grosero, ojalá nunca te hubiera conocido- dije llorando
-¿Crees que eres la única que lo piensa?- escuché mientras salía por la ventana.
-Pero, ¿qué te creías Manuel?- susurré cerrando la ventana

Al final, este día no había sido tan perfecto como esperaba.