¿Qué pasa? - Sehun preguntó confundido a Kai al ver una pequeña lágrima deslizar sin prisa por su mejilla derecha.
Kai consternado limpió aquella lágrima con las yemas de su dedos para luego contemplar la sustancia salina con preocupación dibujada en su rostro.
No... sucede nada - Mintió, algo en su interior le advertía, le gritaba, le alertaba pero al no comprender esa sensación por completo terminó por ignorarla.
Chanyeol quién se encontraba muy cerca de ellos observó lo acontecido y sin más tocó el hombro de Kai en un acto reconfortante y habló.
Dicen que cuando una lágrima cae sólo en uno de tus ojos, significa que tu alma gemela esta llorando - Mencionó y luego se retiró.
Sehun bufó por semejante tontería y luego negó. Comenzó a caminar e hizo una señal para que Kai lo siguiera y al notar que este no lo hacía se detuvo.
¿Qué pasa? - Volvió a preguntar con molestia, dio media vuelta en sus talones y ladeó la cabeza con chulería.
Nada, vamos. Llegamos tarde y sabes que Minseok se pone de imbécil con eso de la puntualidad - Finalizó y continuó su camino, ese que sabia muy bien de memoria. El viejo orfanato que fue administrado por religiosas fue demolido y en su lugar fue construido una enorme mansión, ¿por quién? Por aquel hombre, su más grande pesadilla de la infancia.
Sehun frunció el ceño algo andaba mal, lo presentía y lo extraño que actuaba Kai lo perturbaba más. Una fuerte punzada golpeó su pecho... lo reconocía, ese dolor que solía tener ante los maltratos de su padrastro.
Él y su madre vivían felices, eran humildes, tenían lo necesario para subsistir hasta que llegó su padrastro.
Maltrataba a su madre hasta dejarla tirada en el suelo en un charco de sangre. Además de alcohólico era apostador y terminó por gastarse sus ahorros. Su madre había fallecido gracias a esos ataques de rabia que le daba su padrastro, él se quedó solo y no asistió a la escuela nunca más.
Una noche el viejo había llegado demasiado alcoholizado y esta vez con un nuevo juguete en manos, una pistola. Lo había amanezado, si no traía dinero a la casa sin duda alguna lo mataría.
Sehun accedió pero no pudo hacer mucho al respecto, pedir trabajo con tan solo 10 años era una tarea difícil. Lo único que pudo hacer es robar un poco de dinero de los puestos en los mercados.
Llegó el día que tenía que entregar el maldito dinero, no era suficiente y lo sabia pero para su mala suerte, su padrastro estaba nuevamente alcoholizado y con mal humor.
Lo golpeó, lo insultó y lo amenazó con el arma, estaba fuera de sí pero de todos modos sobrio había matado a su madre... ¿Qué Lo detendría ahora? Era su fin pero mantenía una pequeña esperanza de que le tuviera piedad.
Y ahí fue cuando Kai apareció de la nada y salvó su patética existencia. Lloraron juntos, ambos con sus penas y sufrimiento.
Kai a lo largo de su pequeña libertad desarrolló su don, siempre lo admiró por eso. Él era un inútil hasta que encontró el suyo. No sabían por que tenían esos extraños poderes pero lo importante era que los ayudaba a sobrevivir.
El día que los atraparon y los llevaron a ese orfanato, fue extraño todo lo planeado había fracasado. No tenían más a donde ir, así que decidieron quedarse.
El trato de las religiosas no fue el mejor, además de que eran muy grandes para ser adoptados se mantenían haciendo sus que haceres por lo menos tenían techo y comida.
Unos días antes de que el orfanato fuera demolido un hombre muy elegante visitaba el lugar, hablaba con la madre superiora, se retiraba y luego volvía. Algo malo iba a pasar lo presentian ambos.
Sehun y Kai jugaban en el patio trasero como cualquier niño, corrían, gritaban peleaban hasta que Sehun decidió nublar la vista a Kai moviendo las hojas del suelo con el viento.
Kai apareció en un segundo atrás de Sehun y lo derribo dándole un par de golpes en el brazo por haber hecho trampa. Rieron divertidos sin percatarse de que alguien los había visto.
Entraron a la habitación de reuniones, Minseok los miraba con molestia habían llegado cinco minutos tarde. Kai y Sehun odiaban los sermones de Minseok pero disfrutaban verlo mosqueado, valía la pena.
Han llegado tarde... de nuevo - Declaró Minseok arrastrando sus palabras con furia. Sehun lo miró desde arriba pues era de baja estatura y se burló sentándose en uno de los lujosos sillones de terciopelo negro. Kai ignoró al más bajo y se sentó en otro sillón pues Chanyeol, Kris y Yixing ocupaban los otros.
Y... ¿De qué se trata esto? - Preguntó Chanyeol a la vez que se disponía a encender un cigarrillo.
¿Qué estás reuniones no las hacemos una vez al mes? - Dijo Yixing confundido.
A eso vengo - Minseok tomó asiento a lado de Kris quien también parecía no saber la razón de la reunion.
¿Y? - Sehun hizo un gesto para que prosiguiera.
El jefe ha traído mercancía y al parecer de la mejor... - Concluyó Minseok mientras miraba las caras de molestia y sorpresa de sus amigos.
¿Qué has dicho? La mercancía la traemos nosotros... - Dijo Kris furioso.
Al parecer fue un regalo caído del cielo. Esas fueron sus palabras exactamente - Kai y Sehun se estremecieron al escucharlo.
Lo traerá aquí para que podamos chequearlo y ver por su mejor postor - Finalizó mientras la puerta se abría dejando ver poco a poco un pequeño mueble parecido al que se les da a las mascotas para su descanso pero este era elegante estilo Luis XV con cojines rojos y pequeños detalles dorados.
Un cuerpo delgado hizo su aparición, se encontraba sentado sobre sus tobillos con las piernas ligeramente separadas mientras sus brazos alzados y esposados por una madera del mismo estilo sobresalia por su espalda, en una posición muy sensual. Su cuerpo estaba cubierto por una camisa de seda blanca transparente dejando apreciar su perfecta silueta y su piel de porcelana resaltaba ante lo rojizo de los cojines. Su vista fue bloqueada con un pañuelo negro de la misma calidad que la camisa y algunos mechones dorados caían sobre éste, inspirando sexualidad.
Ah... - Un gemido había salido de los carnosos labios del hermoso ser, rompiendo el silencio de la habitación.
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