*Extra*

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Corría sin rumbo alguno, únicamente con la intención de poder escapar de aquel monstruo que con tantas ansias le seguía. Sus pulmones dolían debido al excesivamente frío aire que se colaba en ellos, pero lo que le dolía aún más era su corazón. ¿De verdad quería matarlo? Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas silenciosamente a la vez que comenzó a llover, congelando su cuerpo y empapando su ropa de manera excesiva. Llevaba horas corriendo, pero escuchaba sus pasos tras él, jugando con él, cansandolo y aterrandolo hasta que al fin cayera rendido para atacarlo. Tropezó y su mejilla se rajó con la rama de un árbol que se interpuso en su camino evitando que cayera, y ahora por su rostro no había solo agua de lluvia y de lágrimas, sino que también un fino regero de sangre. Nada podía esta saliendo peor.

Sus pies comenzaron a pegarse al suelo, y angustiado miró hacia estos buscando el causante de su retraso. ¡Todo era un enorme barrizal! Ya no había arboles, ni arbustos, nisiquiera había una sola piedra, ahora todo era barro y lluvia. Gritó desesperado antes de caer de rodillas sobre el barro.

-¡Socorro!¡Ayuda por favor!

-Deja de gritar pequeño, no quiero tener que matar a nadie mas - dijo esa voz tras él.

Se giró y aterrado le miro, sintiendo como sus lágrimas salían con mucha mas fuerza a la que anteriormente lo hacían, si era posible. Casi toda su ropa estaba desgarrada debido a quien sabe que, pero la sonrisa psicópata no se borraba de su rostro. Comenzó a acercarse al menor mientras sus uñas se hacían más pequeñas. El otro, por otro lado, lo único que podía hacer era observar sus ojos negros, que brillaban de manera aterradora debido a la luz de la luna, y como largos colmillos sobresalían a través de su sonrisa. Se arrodilló sobre él, posicionando una rodilla a cada lado del cuerpo del menor, acercando sus rostros hasta que ambos quedaron separados por apenas unos centímetros. El olor a oxido de su aliento le recordaba al menor que él no había sido la primera víctima esa noche, que antes de ello otra persona había arriesgado la vida por él. ¿Que tan injusta tiene que ser la vida? Apenas llevaba unos meses con él, empezaban a ser casi como hermanos, y había arriesgado la vida por él. Comenzó a llorar ruidosamente, dándose por vencido, no le quedaba nada.

-Me encanta el sabor salado de tus lágrimas, pequeño - dijo el monstruo a la vez que lamía su mejilla.

Tembló de miedo, él había confiado en el mayor, y por un simple error que él mismo había tenido, este estaba apunto de deborarle. Soltó un grito medio ahogado cuando sintió las garras del mayor pasar por su pecho, rompiendo la sudadera que el mismo le regaló meses atrás y dejando su lampiño pecho al aire.

Dejó que su espalda golpease el suelo e intentó cubrirse el rostro con los brazos, sintiéndose vulnerable y débil debido a las lágrimas que de sus ojos salían. ¿Porque? Se preguntó a él mismo, él no había hecho daño a nadie. Cuando se mudó el solo pensó en olvidar y crear una nueva vida lejos de lo que le había hecho sufrir por tanto tiempo, el no quería que nadie muriese por su culpa ni mucho menos.

El mayor agarró fuertemente los brazos del pequeño, clavando sus uñas en estos y provocando los gritos de dolor del otro, a la vez que los alejaba de su rostro para poder admirar los rojizos y hinchados ojos aguados del menor.

-¿Quieres morir, pequeño? - pregunto el rubio mientras se separaba lo suficiente para poder observar como el pecho del moreno subía y bajaba aguitadamente.

Este tragó fuertemente, intentando deshacerse de un nudo imaginario que oprimía su garganta y asintió energicamente, deseando terminar de una vez por todas con todo esto, que ponía sus bellos de punta y le hacía tener ganas de gritar hasta quedar afónico, aunque de su garganta no pudiera salir ningún sonido.

-Que pena pequeño, porque yo no quiero que mueras - dijo sonriendo, y después puso sus ojos cerca de los del moreno, dispuesto a usar su poder para influenciarle. - Ahora vas a gritar desesperadamente y vas a llorar mientras que yo juego con tu vida.

Y aunque el pequeño no quiso, y con toda la fuerza de voluntad que tenía intentó evitarlo, los gritos y las lágrimas caían en contra de su voluntad mientras el mayor mordía su pecho, clavando todos y cada uno de sus dientes, y después lamía las heridas, saboreando la sangre mezclada con el agua de la lluvia, que poco a poco fue cesando.

Los gritos del joven cada vez eran más bajos y débiles, mientras que las lágrimas salían apesar de que sus ojos estaban completamente cerrados ya. Y es que estaba muerto, su corazón ya no latía como lo debería hacer, pero, a pesar de todo, tiene la oportunidad de hacerlo de nuevo.

Solo necesita que unas pequeñas gotas de sangre estimulen el veneno que ahora hay en su organismo, y entonces podrá volver a vivir.

Como un monstruo.

(N/A: Buenas! Pensaréis, ¿Que esta escribiendo esta loca? Pues... Es que tuve una pequeña idea, y la voy a contar por si a alguien le interesa. Confío en algún día terminar de escribir esta historia, y quien sabe si tendrá éxito o le gustara a la gente... Así que pensé 'Alomejor algún día quieres escribir una segunda parte', y , se que es una locura si apenas estoy empezando esta historia, pero así soy yo de arriesgada. Y como ya se como quiero que termine esta historia en caso de que haya una segunda parte, pues pensé en dejaros esto como si fuera una especie de prólogo o algo así. ¿Sereis capaces de adivinar que personajes son, o si ya están en la historia?

Pd: Esta noche subiré capitulo como normalmente, y lo siento por no subir ayer pero estube en el médico y no tuve tiempo.

Besooos♥♥)

Atrévete a dominarme {Wigetta} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora