[RECOMIENDO LEER LA PARTE ANTERIOR ANTES DE PROCEDER CON ESTA]
Leonardo abrió los ojos, con la respiración agitada, e intentó incorporarse rápidamente. Un dolor terrible impidió que realizara el movimiento con éxito y emitió un resuello de dolor, como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el estómago, sin aliento.
Tras unos segundos de parálisis completa y jadeos, que tomó para reflexionar, notó que se encontraba en su habitación, mirando el techo gris piedra. Años atrás, habían pedido cuartos propios para cada tortuga. Recordó por qué eligió ese. Por su posición, podía ir rápidamente a ayudar si había sucedido algún problema. Además, era la más callada y tranquila.
Parpadeó, aturdido, y alzó los brazos al cielo, tratando de alcanzar el grueso muro que los separaba de los pies de las personas de la superficie. Desde su postura, observó, en la oscuridad, la silueta de sus extremidades y volvió a tirarlas inanimadas contra el colchón.
Se había recuperado ligeramente cuando volvió a tratar de levantarse, esta vez con dificultado éxito. Su cabeza le daba vueltas como un tiovivo y su cuerpo no respondía del todo, mas no desistió.
Con una mano sujetando su cabeza y los ojos casi cerrados, se dirigió como cada día al cuarto de baño, esperando que, al lavarse el rostro con agua fría, espabilara completamente. Pero una cosa que escapó a los ojos nublados de Leo fue un fino y casi invisible hilo rojo que bajó por el desagüe del lavabo.
Tras secarse, paseó hasta la cocina donde, para su sorpresa, sólo encontró al hermano de rojo dándole la espalda, desayunando en silencio. Lo rodeó hasta que sus ojos se encontraron en un largo segundo y Raphael continuó comiendo indiferentemente.
Leo abrió la boca para hablar pero su hermano le interrumpió secamente.
- Están en el laboratorio, deberían volver pronto - y siguió degustando su bol de cereales.
El líder le miró interrogativamente. ¿Por qué se comportaba así? Parecía más enfadado que de costumbre. ¿Había pasado algo?
Con un suspiro resignado, se volvió para improvisar su desayuno. Normalmente se encargaba Mikey pero aquel día no había pisado la cocina. O, al menos, eso suponía. El menor no había preparado nada y la cocinilla estaba intacta. Era algo raro en la pequeña tortuga que se desvivía en los fogones por sus hermanos.
Cogió un poco de zumo y empezó a rellenar uno de los vasos de cristal. No tenía mucho apetito, decidió tomar sólo ese suave néctar. Se dio la vuelta, volviendo a encarar al dueño de los ojos verdes y, de nuevo, le miró, tratando adivinar sus pensamientos.
- ... ¿Qué haces? - Leo alzó las cejas ligeramente, parando los dos sus movimientos; tras unos minutos de silencio, Raph le calcinó con la mirada, para su sorpresa - ... No, ¿qué sigues haciendo aquí? ¿Acaso no nos querías volver a ver? ¿Por qué estás tan interesado ahora?
El líder bajó la mirada al suelo, escondiendo su boca en el vaso. El nerviosismo que había tenido desde que se había despertado aumentó. ¿Por qué se sentía así? Ese escalofrío no lo había abandonado ni un instante.
Como si lo hubieran planeado, entró el genio seguido por Mikey. Donnie se paralizó al ver al mayor, mientras que el segundo no tardó en abrazarle con fuerza, como si hubieran pasado años desde la última vez que se vieron.

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Bad Blood [CANCELADA]
FanfictionKraang y una fábrica abandonada... ¿Quién iría? Yo por supuesto no. Pero estos cuatro nunca aprenden. Y menos el mayor, Leonardo. "La curiosidad mordió al gato", dicen. Nunca había cobrado tanto sentido. TMNT fanfic gore, totalmente en español.