Todo era cuestión de tiempo. Unos minutos perdidos podrían decidir si su vida continuaba con daños "colaterales" ... O si, simplemente, no lo hacía, no seguía adelante, no les acompañaría en el resto de sus vidas.
Raphael no iba a dejar que eso pasara. No mientras esté él.
Pisó el acelerador furiosamente hasta llegar a la guarida. Aquel sitio sagrado lleno de utensilios y herramientas que le pudieran ayudar.
- ¡Vamos, vamos, VAMOS! - gritó con rabia y desesperación, mirando a sus hermanos asustados.
Se abalanzó hacia ellos y cogió al herido con cuidado, intentando no poner las manos en las heridas. Lo alzó, miró al más alto y éste asintió.
Escuchó la breve melodía que sonaba cada vez que se abría la puerta del vehículo. Miró hacia adelante y se encontró con los ojos del más joven.
Los ignoró y le empujó suavemente, indicándole que caminara. El último en salir fue Donnie, con la caja de herramientas improvisada que guardaba para emergencias en el vehículo, el cual les adelantó corriendo para preparar la habitación.
Raph había cogido al líder como minutos atrás, pero con la diferencia de que, esta vez, había sido con más cuidado. Su rostro reposaba en su hombro con una mueca de dolor, aún más pálido que antes. Cada poco tiempo emitía gemidos y pequeños gritos que rompían el silencio, suponía que era por el dolor, aunque sus manos no rozaban la pequeña cola que le había salido.
Una cola... ¡¿Cómo narices le había salido una de la nada?! ¿Qué había pasado mientras no estaban los cuatro juntos?
Aceleró el paso pero una acción le detuvo, alarmado.
De repente, los brazos del herido empezaron a deslizarse hacia abajo, recorriendo todo su caparazón, sin fuerzas, y su cuerpo se le escapó de las manos. Intentó agarrarle desesperadamente las extremidades, o las correas, o el cinturón. Algo que parase su caída. Al ver que no pudo, giró su cabeza para mirarlo con las pupilas contraídas.
- ¡¡¡Leo!!! - chilló Mikey, intentando pararle.
Entre los dos lograron que el golpe no fuera tan grave, pero, aún por su esfuerzo, llegó con otro grito y se creó un nuevo moratón en su cabeza.
Los hermanos se apresuraron y lo cogieron entre los dos, Mikey por las piernas y Raph por los brazos. Tal y como el último lo sujetaba, le estaba tirando hacia arriba, haciéndole daño. Como comprobante, no paraba de gritar, y les obligó a subir la marcha.
Llegaron al laboratorio, en el cual el más alto había preparado una camilla y unas pocas herramientas en una mesa cercana, entre otras: unas vendas nuevas, unas agujas, hilo, botes con líquidos de colores, ...
Con su ayuda, le acomodaron allí y Donnie se dispuso a curarle. Antes, le dirigió una última mirada a Raphael y después al menor.
- Esto no va a ser bonito... ¿Seguro que queréis verlo? - les avisó.
Se miraron y asintieron.
- ... Luego no me digáis que no avisé - encogió los hombros y analizó las heridas.
El de la bandana roja observó sus inquietas manos dirigirse por los útiles médicos de su izquierda hasta pararse en las vendas limpias, en un bote y en algodón y los acercó al hombro de su hermano. Con un movimiento rápido, retiró la sucia, mojó el algodón en el líquido y lo puso en la mordida, con un grito y acciones desesperadas de baja intensidad por parte de Leo.
Odiaba cada chillido y energía de dolor que producía. Simplemente, no podía con ello.
Le puso la gasa y volvió a dirigirse a las herramientas. Esta vez, cogió unas agujas con tubos finos transparentes.
- ... ¿Q-qué vas a hacer? - preguntó el de la bandana naranja, con una mirada horrorizada.
- ... Ha perdido demasiada sangre - no paraba de moverse - . Tengo que devolvérsela.
Le quitó las coderas y desenvolvió las gasas de sus muñecas y dedos. Desabrochó, apartó a un lado su cinturón y correas, para que no obstaculizaran en nada.
- ¿Y cómo vas a hacerlo? - la voz más grave tembló.
- ... Fácil - sonrió - . Tengo reservas suyas.
Raphael suspiró, un poco más aliviado. Pero no podía parar de preocuparse por la salud del intrépido líder.
En un abrir y cerrar de ojos, Donatello salió y volvió con unas bolsas de sangre con unos carteles, con diferente y rápida caligrafía, que rezaban el nombre de Leonardo.
Los puso en unos palos metálicos y encajó los tubos en la parte inferior de cada uno de ellos.
Cogió las agujas. Las clavó en el cuerpo, en diferentes partes de él. Una en cada parte superior del antebrazo, en las muñecas, tobillos, cuello, ... Con cada una que le penetraba, emitía un gemido o grito.
Raph apartó la mirada. Vio los ojos azul cielo del inocente. Sus pupilas contraídas y su expresión demostraban el terror que estaba sintiendo en ese momento. Debía distraerle con algo. Cualquier cosa.
Puso la mano izquierda en su brazo contrario, llamando su atención. Le miró, sin cambiar la mueca.
- ¿Vienes? - murmuró para no molestar al que estaba curándole.
El pequeño sólo se limitó a asentir. El de ojos verdes pasó el brazo por sus hombros, haciéndolo caminar hacia la salida. Se giró para mirarlos por última vez.
Su hermano herido se retorcía levemente, negando con la cabeza. Movía los labios como si quisiera decir algo, pero sus súplica nunca saldría. Al parecer había recuperado la consciencia. Sus ojos miraban desesperadamente la aguja que sostenía Donnie con hilo. Iba a coserle la mordida. Pero sus acciones bruscas se lo impedían.
No soportaba lo que estaba pasando...
Cuando iba a dirigir su atención al pequeño, sintió que la mirada de Leo se clavaba en él. Sus ojos... Desesperados... Le suplicaban ayuda.
Pero callaron con un último grito cuando la aguja descendió sobre su mordida.
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Bad Blood [CANCELADA]
FanfictionKraang y una fábrica abandonada... ¿Quién iría? Yo por supuesto no. Pero estos cuatro nunca aprenden. Y menos el mayor, Leonardo. "La curiosidad mordió al gato", dicen. Nunca había cobrado tanto sentido. TMNT fanfic gore, totalmente en español.