Acabé de conversar con Mari, la madre de Sofi.
Al poco tiempo llegó ella, la cual recibió una gran sorpresa al ver a sus padres ahí.
Tenía los ojos llorosos y yo sabía que no eran de alegría.
Estuvo un rato corto con ellos y nada más se fueron, miró al frente y dijo:
- He engordado.
Le miré.
- Cinco quilos.
Suspiré.
- Peso 45.
No pude evitar reírme.
- ¿De qué vas?
- Das pena.
- ¿Tú te has visto?
- La pregunta está mal formulada. ¿Te has mirado alguna vez frente al espejo y te has querido? Porque si es así, creo que hace mucho tiempo de eso.
- Todos los días me miro y me quiero.
- Falsa.
- Gorda.
- Anoréxica - se giró para mirarme. - Bu-lí-mi-ca.
- Vaya, se hacía la tonta la chica.
- Por cierto, a la que tienes que ayudar es a ti. Yo puedo adelgazar sin enfermarme, en cambio tú...
- ¿Como?
- Deberías borrar el historial o entrar en incógnito.
- ¡HAS VIOLADO MI INTIMIDAD!
- Es mi móvil, puedo hacer lo que quiera. Si te quejas, será peor.
- Y pensar que me caías bien...
- Y pensar que eras normal.
- Lo soy.
- Tu madre está mal por tu culpa. Al entrar se a puesto a llorar mientras me cogía de la mano y me decía que no acabara como tú. No sé si eso es de persona normal.
- No es mi culpa.
- Sí lo es.
- Quiero otra compañera de habitación.
- Díselo a Ana o a Mia. Buenas noches.
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Vivir como una gorda.
Ficção Adolescente¿Qué pasaría si te ingresan en el hospital porque sí y acabas enferma de verdad? Los oscuros pensamientos y el día a día de una gorda. +70 kg -1'5 m