Vivir como una gorda.

Experimentos

Fui al hospital a visitar a Marta. Supondría que estaría sola, y yo tengo permiso para "saltarme clases", siempre y cuando vaya al hospital, claro.
Me paré a comprar bombones, sin gluten, para que no engordaran tanto, y me dirigí hacia ella.
Al entrar, vi lo de siempre.
Sofía estaba haciendo cola para pesarse y me vio. Salió corriendo hacia mí, pero supongo que yo soy más rápida, o que ella no le puso empeño.
Llegué al ascensor y justo entró una chica la cual me sonaba familiar. Me sonrió y bajó en la misma planta que yo. La miré de arriba abajo, me dio pena, como todas.
- Ojalá y le sea corto -murmuré.
Fui a la habitación de Marta y piqué. Entré y estaba duchándose. Me senté en su cama y miré por la ventana. Echaba de menos dormir con ella, sus madrugadas para ducharse y que no la viera, las microcharlas, no sé.
- ¡Al salir, ponte toalla, que ya nos conocemos!
A mi sorpresa, la que salió fue la chica del ascensor. Un momento... ¿cómo había llegado ahí tan rápido?
- Perdona, ¿quién eres y que haces aquí? -salió ella, sin ropa, sin toalla, totalmente desnuda. Me miró a los ojos muy fíjate, mientras yo recorrí su cuerpo con mi mirada. Sentí algo tan raro...
- Em... yo... em, lo siento. Lo siento, ya me voy, em... -no sabía hablar, o mejor dicho, no podía hacerlo.
- No te vayas, ¿te gusta lo que ves? -preguntó con una voz picarona.
- Supongo, no sé, tienes buen cuerpo... -tartamudeaba.
- Mírame.
Se acercó a mí, aún desnuda. Era muy guapa, por no decir que estaba buenísima.
- Tócame, Rebeca, estás deseándolo.
- ¿Cómo?
El mundo se me paró.
Sabía mi nombre, ¿cómo lo sabía? ¿Quién era?
- Que me toques, hazlo, por favor. Estás deseándolo.
- ¡No digas esa frase más veces!
- Está bien, no hablemos más.
Cogió mi mano y la posó en su pecho. Manoseé sin descaro y ella gritaba. Sentía algo que no había sentido nunca.
- Más, Rebeca, más... -señaló abajo. No sé por qué, pero entendí muy bien que quería.
Deslicé mi mano hacía abajo, ella se tiró encima.
Entonces, llegó Marta.