A pesar de lo que acababa de suceder, Marta no me pidió explicaciones. Ya llevábamos un año juntas, ya no nos sorprendía nada.
- Era, no sé quien era, la verdad. -comencé la conversación.
- Es mi compañera de habitación. Es bisexual, le gusta gustar. Está obsesionada en ser el centro de atención. Pero está jodida, como todas.
- ¿No te extraña?
- No, somos humanas, de carne y hueso. Ya tienes 13, estás casi en los 14, es normal que experimentes, pruebes, juegues con tu sexo.
- Pensaba que me juzgarías.
- ¿Por qué iba a hacer eso?
- Sofía lo haría.
- Sofía se la ha tirado.
- Vaya, parece que nos gusta lo mismo.
- Está aburrida. El placer es algo que se agradece.
- Tú no lo agradeces.
- Que yo haya sufrido una violación y le tenga asco al sexo, no implica que se lo tenga al placer. Hay que saber tratar a las personas, pequeña, hay que disfrutar en pareja, no en instantes. A mí me parece bien que follen y luego adiós, pero no va conmigo. Necesito que me miren a los ojos, me acaricien el pelo y me toquen el cuerpo con delicadeza. Como si fuera una muñeca. Eso también es placer.
- ¿Te han dado ese placer?
- Supongo. No siempre estamos solos.
- Vaya, cuantas cosas...
- Rebe, tengo que darte una cosa. Pero prométeme que lo leerás cuando estés en casa. Por favor, es importante que lo hagas ahí.
- Sí, claro. -cogí una especie de carta y me la guardé en el bolso.
- Te quiero, pequeña. -me dio un beso en la frente y se fue.
- Yo también.

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Vivir como una gorda.
Novela Juvenil¿Qué pasaría si te ingresan en el hospital porque sí y acabas enferma de verdad? Los oscuros pensamientos y el día a día de una gorda. +70 kg -1'5 m