Vivir como una gorda.

Cambios

Me senté en la cama. Mentiría si dijera que no se me partió el alma.
Lloré desconsolada. Lloré tantísimo, hasta quedarme afónica. Chillé, rompí la lámpara e incluso saqué la ropa del armario.
Al finalizar mi momento de ira, me recosté en la cama y sonreí. Allá donde quisiera que estuviera, estaría mejor que en el hospital.

Cuando se hizo de día, me dirigí a mi planta y me dispuse a hablar con mi doctora.
- Oh, hola Rebeca. Perdona por este desorden, uhm, con el incidente tan reciente que hemos tenido pues... - Rebeca cortó la excusa de la doctora
- Acabo de perder a una amiga por vuestra culpa, porque habéis sido tan inútiles que no habéis sabido vigilar a una chica como ella.
- Rebeca, eso no es así.
- Claro que lo es, claro que sí. Sabíais que se quería suicidar, que no lo superaba. Han soltado a su hermano, su familia se ha desentendido de ella, y ella no los culpaba. Pero yo sí, igual que os culpo a vosotros, por incompetentes. Ya no soy una niña.
- Estás en estado de shock por todo esto, relájate.
- Nadie mejor que yo sabe como estoy. Tú no sabes nada, y me lo habéis demostrado. Así que como no quiero perder a nadie más, vengo a ofreceros una ayuda.
- ¿Con qué?
- Sofía vomita todas las comidas. Sigue adelgazando pero no lo veis. No sé como os lo oculta, pero haz algo al respecto. Sálvala antes de que sea tarde, por favor.
- ¿Como sabes eso? - la doctora apuntaba todo lo que ella decía.
- He dormido en su misma habitación, he comido con ella y he llorado a su lado. Creo que sé de que hablo.
- Vale, lo tendré en cuenta.
- No quiero eso, quiero que actúes ya. Por favor. Sálvala, haz algo.
- En cuanto te vayas llamaré a un médico y actuáremos, quiero acabar contigo.
- Hablando de mí... quiero que me ingreséis. No estoy bien, juego con la comida, con mi vida, y además, mira - Rebeca se sacó la camisa, entre lágrimas, mostrando muchos cortes en su piel.
- Dios mío, Rebeca... ¿por qué lo has hecho?
- Porque no estoy bien.