En aquéllos días, el dolor se me hacía insoportable, sentía que el aire me faltaba y me mente siempre me jugaba una mala pasada, haciendo que imaginará el momento en el que esa bestia se cansara de soló darme caricias cuando nadie se diera cuenta de besarme con aquellos labios que lo único que conseguían era darme mas asco del que ya sentía con su presencia.
Perdida en mis pensamientos, no escuché los gritos de mamá para que bajara a cenar.
- Loca- hicieron el intento de despertarme- hey es hora de comer, ¡despierta!.
"Esta no se va a despertar" oí a mi princesa mascullando.
- Bueno más chocolate para mí...- era una tramposa. Me levanté lo más rápido que pude.
- Princesa, hoy no es tu día- me abrazó y me dio la paz que necesitaba, desde la muerte de papá ella no es la misma, bueno...ninguna volvió a ser la de antes.
- ¡Aleysa! ¡Alyssa!- gritó mamá- ¡A comeeeer!- afincándose en la "e" de "comer", ya sabíamos que había de cena; hamburguesas de pollo, ambas salimos como Flash al comedor.
Definitivamente la cena los días de semana, era el único momento en él que la casa se sentía en paz, pues la bestia trabajaba de 2:30 a las 12 de la madrugada, yo era feliz es esos momentos.
- Alys-me llamó mamá quitando mi concentración de la rica hamburguesa de pollo casera- ¿haz estado llorando? - me quedé estática, ¿se notaba tanto así? Era lo único que pensaba.
- No mamá, calma, es que acabo de despertar, ¿cierto Ale?- Aleysa asintió a lo que dije y mamá relajo el ceño fruncido que traía hacia ya rato.
Terminamos de comer en silencio, después de un rato mamá se paro diciendo que tenía mucho trabajo, como siempre nada de tiempo para sus hijas.
- Ale - llamé a mi princesa- ven a sentarte en el sofá conmigo- mi princesa asintió y nos fuimos al lugar donde quedamos; nos acostamos como si fuéramos madre e hija compartiendo un secreto.
- Alis- dijo mi enana.
- Dime.
- Gabriel ayer me miró raro, no me gustó para nada- mi hermanita no cerdo fue lo primero que pensé.
- ¿Le dijiste a mamá?- pregunté esperanzada de qué hubiera hecho algo.
- Alyssa por favor, no me cree es obvio, como "su perfecto marido" puede hacer eso- dijo mi niña con odio, no me gustó para nada el tono y mucho menos la actitud de mamá aunque ya lo había hecho conmigo.
- Aleysa si ese...se te acerca si quiera corre a decirme ¿sí? - mi princesa asintió mientras se quedaba dormida en mis brazos.
Lo odié, lo odio y lo odiare por siempre.
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La Filosofía de Amar ©
RomanceAmor: Una bendición para muchos. Una desgracia para otros. Y algo inalcanzable para la mayoría. Un arma de doble filo considerado algo tan necesario para vivir como el aire. Pero no es así.