El despertador sonó esa mañana a la hora predestinada, 6:00 am, me senté en mi cama esperando a que la luz que se filtraba por la ventana de mi cuarto me despertara por completo.
Sentí a alguien tocar la puerta.
- Alis- dijo mi princesa con su pijama de conejitos el cabello en una trenza un poco desarmada, me reí, parecía una niña pequeña y de paso restregando con mano su ojo derecho. Ternura, era lo que mi princesa princesa daba en ese momento.
- Ven acá chiquita- dije extendiendo mis brazos, y ella se tiró encima de mi y me abrazó, esa niña me robaba el corazón con una solo mirada, siempre le decía niña cuando ya era una verdadera señorita, Aleysa tenía catorce años en ese entonces- ¿qué tienes? No sueles venír a mi cuarto en las mañanas y mucho menos un viernes- le dije con el ceño fruncido, siempre era raro ver a mi hermana en mi cuarto en las mañanas y de un viernes más, solía salir temprano para ver que hacer con sus amigas a la salida.
- Solo...estuve pensando muchas cosas- fruncí el ceño aún mas si era posible- no hagas ese gesto te queda feo- dijo riendo- Alis crees que papá... ¿no éste muerto?- su pregunta me sorprendió ¿pero de que habla?
- Aleysa, ¿pero de que hablas?, no creo, recuerda la carta que recibimos, el funeral y todo, además ¿por qué lo piensas- dije todo muy rápido, pero mi chiquita me entendió.
- Hablo de que esa carta la envió la abuela, esa que nos corrió de su casa diciendo que nosotras no éramos unas "Villarreal", que éramos hijas del amante de nuestra madre, esa mujer tiene mucho dinero pudo haber hecho de todo un poco para que pasara algo así, además... Alyssa yo no vi a papá en el ataúd, y bueno cuando el se fue a Argentina gozaba de buena salud así que no creo que haya sido un paro cardíaco el responsable de su muerte- mi hermana sin saberlo hizo un descubrimiento que en ese entonces, para mí, no tenía sentido.
-¿Desde cuándo?- la pregunta se formuló sin siquiera yo haber mandado a mi boca a hacerlo.
- Escuché a Gabriel hablando con una tal Tamara, pero mamá me llamó, después cuando iba caminó a mi habitación seguía hablado por teléfono a si que supuse seria la misma persona, subí a mi habitación tomé el teléfono inalámbrico y escuché la voz de la abuela, ella nunca llama así que... Bueno pensé de todo un poco; pero pensé que me había equivocado, pero él al final dijo:
Adiós Tamara Villarreal, Un gusto hacer negocios contigo...
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La Filosofía de Amar ©
RomanceAmor: Una bendición para muchos. Una desgracia para otros. Y algo inalcanzable para la mayoría. Un arma de doble filo considerado algo tan necesario para vivir como el aire. Pero no es así.