Ese abrazo me reconfortó, ese abrazo decía muchas cosas, solo que en ese entonces yo no sabía.
Llegamos a la habitación de mi hermana y ahí estaba, acostada con un yeso en la pierna derecha, con muchos moretones y rasguños, se me cristalizaron los ojos al verla ahí tan frágil.
- Mi niña- me acerque a la cama y tomé su mano, estaba fría.
- Esta inconsciente- dijo la voz del hombre que detestó con mi alma- recibió un golpe en la cabeza, no muy grave, pero suficientemente para como la dejó.
- ¿Dónde está?- pregunté con odio.
- En la cafetería, tenía que resolver unos problemas acerca de su trabajo- que raro pensé.
- Gabriel, si quieres te puedes ir, yo me encargo de Aleysa, dile a mama que no se preocupe- no quería que ese cerdo pasará ni un minuto mas cerca de ella.
- De acuerdo cualquier cosa me llamas ¿sí chiquita?- asentí, se acerco y me besó la mejilla sentí su aliento en mi oreja - luego hablaremos tú y yo de ése...muchacho, si no serás mía, no seras de nadie ¿entiendes Alyssa?- susurró, para que solo yo lo escuchará.
- Adios - dije en un hilo de voz que apenas si se escuchó.
- Adiós joven- dijo Gabriel con hipocresía.
- Adiós señor- dijo Christopher en un tono, que me hizo temblar.
Escuché como se cerraba la puerta detrás de mí, pensaba que Christopher se había ido también a cerrar la puerta, pero no fue así.
- Calma- me dijo Chris para que me quedara tranquila.
Me senté en la cama con cuidado de no lastimarla. Chris había tomado la tabla dónde estaba el diagnóstico de mi princesa.
- Mi pequeña- toqué su mejilla- no se que hubiera hecho si te pasara algo- se me escapó una lágrima, cerré los ojos para evitar que siguieran saliendo; solté la mano de Aleysa par secarme las lágrimas. Sentí que alguien tomaba la mano con la se tenía a Aleysa.
- Sabes, posiblemente...me hubieras perdido- me dijo la voz rasposa de Aleysa.
- ¿Perderte?, jamás digas eso, me harías mucha falta no podría si quiera imaginar una vida sin ti- le di un abrazo, el cual ella respondió al instante; no se que haría sin ella.
- Alyssa, no deberías hacer eso es malo, la puedes lastimar- dijo Christopher extrañamente interesado en la salud de mi hermana, Aleysa se sorprendió al escucharlo.
- Hola, me llamó Aleysa y...¿tú eres?- la sonrisa traviesa en el rostro de mi hermana hizo que adivinara sus pensamientos.
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La Filosofía de Amar ©
RomanceAmor: Una bendición para muchos. Una desgracia para otros. Y algo inalcanzable para la mayoría. Un arma de doble filo considerado algo tan necesario para vivir como el aire. Pero no es así.