Capítulo 10 - ¿Perderte?

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Ese abrazo me reconfortó, ese abrazo decía muchas cosas, solo que en ese entonces yo no sabía.

Llegamos a la habitación de mi hermana y ahí estaba, acostada con un yeso en la pierna derecha, con muchos moretones y rasguños, se me cristalizaron los ojos al verla ahí tan frágil.

- Mi niña- me acerque a la cama y tomé su mano, estaba fría.

- Esta inconsciente- dijo la voz del hombre que detestó con mi alma- recibió un golpe en la cabeza, no muy grave, pero suficientemente para como la dejó.

- ¿Dónde está?- pregunté con odio.

- En la cafetería, tenía que resolver unos problemas acerca de su trabajo- que raro pensé.

- Gabriel, si quieres te puedes ir, yo me encargo de Aleysa, dile a mama que no se preocupe- no quería que ese cerdo pasará ni un minuto mas cerca de ella.

- De acuerdo cualquier cosa me llamas ¿sí chiquita?- asentí, se acerco y me besó la mejilla sentí su aliento en mi oreja - luego hablaremos tú y yo de ése...muchacho, si no serás mía, no seras de nadie ¿entiendes Alyssa?- susurró, para que solo yo lo escuchará.

- Adios - dije en un hilo de voz que apenas si se escuchó.

- Adiós joven- dijo Gabriel con hipocresía.

- Adiós señor- dijo Christopher en un tono, que me hizo temblar.

Escuché como se cerraba la puerta detrás de mí, pensaba que Christopher se había ido también a cerrar la puerta, pero no fue así.

- Calma- me dijo Chris para que me quedara tranquila.

Me senté en la cama con cuidado de no lastimarla. Chris había tomado la tabla dónde estaba el diagnóstico de mi princesa.

- Mi pequeña- toqué su mejilla- no se que hubiera hecho si te pasara algo- se me escapó una lágrima, cerré los ojos para evitar que siguieran saliendo; solté la mano de Aleysa par secarme las lágrimas. Sentí que alguien tomaba la mano con la se tenía a Aleysa.

- Sabes, posiblemente...me hubieras perdido- me dijo la voz rasposa de Aleysa.

- ¿Perderte?, jamás digas eso, me harías mucha falta no podría si quiera imaginar una vida sin ti- le di un abrazo, el cual ella respondió al instante; no se que haría sin ella.

- Alyssa, no deberías hacer eso es malo, la puedes lastimar- dijo Christopher extrañamente interesado en la salud de mi hermana, Aleysa se sorprendió al escucharlo.

- Hola, me llamó Aleysa y...¿tú eres?- la sonrisa traviesa en el rostro de mi hermana hizo que adivinara sus pensamientos.

La Filosofía de Amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora