Christopher nos dejó enfrente de casa, y se bajo a ayudar a Aleysa a que saliera del coche. La puerta de la casa se abrió de golpe y salió nuestra madre con ojos llorosos y detrás estaba ella.
Mi Abuela.
Esa mujer que nos alejo de nuestro padre, que nos humilló, esa mujer cruel y despiadada.
- ¿Qué está pasando aquí?- exigí saber en tono firme, pero por dentro me moría de miedo de lo que pudiera ocurrir.
- Vine en cuanto supe del accidente de esa mocosa- dijo con desprecio.
- ¡Ya esta bueno Tamara, no voy a permitir tal humillación y mucho menos a mi hermana! Así que...¡Te largas ahora mismo de ésta casa! - grité esto último. Se acerco a mi y me abofeteó.
- Eres una zorra al igual que tu madre, y fíjate...- miró detrás de mi- no tienes malos gustos.
- Haga silencio de una vez y se larga de aquí...¡Ya!- se encamino hasta su lujoso coche y fue. La tensión en el ambiente se podía cortar con unas tijeras.
Silencio...
- Alyssa- Christopher me llamaba- ¿te ayudo con Aleysa?.
- Sí, por favor, ahora hablamos nosotros tres por el momento, ¿se pueden quitar de la puerta?- mi mamá y Gabriel hicieron caso a lo que había del dicho, Christopher me ayudó; siempre estuvo ahí a pesar de no saber nada con respecto a lo ocurrido abajo.
- Alyssa- me llamó- ¿vas mañana a la universidad?
- Sí, sólo tengo que buscar quien cuide a Aleysa, mi mamá se va de viaje- no sé porqué le dije lo de mamá, pero se me salió.
- Mm...de acuerdo, ¿te paso buscando?- preguntó algo...¿nervioso?, aún me hago esa pregunta.
- Si no hay problema, sí- una gran sonrisa de dio a conocer en su rostro, esta sonrisa irradiaba tranquilidad, no sabía el porqué pero lo hacia.
- Bueno pequeña hermosa- me abrazó y dios un sonoro beso en la mejilla, sentí un cosquilleo en el sitio- me tengo que ir, me quedaría mas tiempo solo que tengo un trabajo que hacer; te quiero pequeña- susurró en mi oreja haciéndome estremecer- las quiero, tanto a la princesa como a ti mi pequeña. Adiós hermosa.
- Te acompaño- dije roja como un tomate.
- No hace falta pequeña, vengo a las 7 am por ti, ¿de acuerdo?- preguntó.
- De acuerdo- dije con una sonrisa que me partía la cara a la mitad.
Aunque la mayoría de las personas tiene un vida maravillosa, la mía no lo era, y en ese momento; a solas con él...mi vida era Color de Rosa.
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La Filosofía de Amar ©
RomanceAmor: Una bendición para muchos. Una desgracia para otros. Y algo inalcanzable para la mayoría. Un arma de doble filo considerado algo tan necesario para vivir como el aire. Pero no es así.