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Me apresuro a abrir la trampilla.
Pacientemente subo las escaleras.

- ¡Ahhhhh! - Grito, pero al instante me doy cuenta de que es mi madre, urgando en la caja de artilugios de Enma-.

- ¡Mery! Joder que susto me has dado. ¿Qué haces aquí arriba?

Me acerco despacio y silenciosa, quito polvo de un álbum de fotos de cuando mamá y papá eran jóvenes.

Ahora papá está solo trabajando en Italia, y nosotros acabamos de volver para velar por esa amiga y así tener uma excusa para regresar.

- Se ha roto el cuadro de En - aviso -.

- ¿Cómo? - mi madre mira con cara de haber sido algo muy valioso para ella, y lo ha sido -.

- Creo que has dado un golpe con un mueble o algo y se ve que el clavo no estaba bien fijado... Y se ha caido. - respondo - También se ha roto el espejo.

- Joder... - Guarda las cosas en la caja y se límita a suspirar.

- Me voy a ir a la cama - murmullo - Tengo sueño.

Sé que aún son las ocho y media, pero ayer dormí muy poco en el avión...

Son las siete y media de la mañana. Me despierto con un ruido, e instantaneamente me levanto.

- Mery, - mi madre me ofrece una taza de café - ¿quieres café?

Yo rechazo amablemente la taza. No tengo hambre.

Cuando dan las doce de la mañana me visto y me preparo para salir a ver a mi gente.

Voy andando por la calle y me suena el télefono. Es un mensaje de mi madre, dice que me acerque a por... Me choco y caigo al suelo. Levanto la vista. Es un chico. Está con los ojos como platos y me quedo mirandole fijamente, hasta que reacciono y me levanto.

- Perdón, de verdad, yo... - Me corta en mis palabras -.

- No... Ha sido culpa mía, no iba atento. - El chico mira alrededor y busca algo - Mierda, el perro.

- ¡No! Hay que ver lo patosa que soy... Te voy a ayudar a buscarlo. Soy Mery.

- Yo Iván...

Al intentar levantarme recaigo sobre él y hago la vista gorda.

Iván mira hacia los lados y ve a su supuesto perro.

- Ahi estas... - El chico y yo nos damos cuenta de que se ha lastimado una pata - Dios mio, ¿que te has hecho...?

Me acerco a ver.

- Tiene un pincho en la patita. - Me acerco para quitarlo, pero el perro intenta morderme y de mueve demasiado. - Oh.

Iván agarra al perro y lo inmoviliza, y al instante yo le quito el pincho.

- Uf... Que susto - replico - voy a casa, creo que ya es hora...

A Un Beso De Tí. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora