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Demasiada luz. Intento levantarme.
Estoy en mi cuarto. Lo sé. Ese olor es de mi casa, de mi habitación, que es un olor de agua de rosas... Pero la luz no parece natural, es como una linterna.

- ¿Qué...? - murmullo casi sin voz -.

- Shhh - Dice alguien -.

Abro los ojos de golpe.

- Iván... - no consigo ver bien -.

- Si... Has bebido Mery.

- Oh... Mierda...

- Te he traido a casa.

- Gracias.

- Me tengo que ir.

- Iván...

Ya está demasiado lejos como para que me oiga, y no tengo fuerzas para levantarme. Seguramente ha mirado mi bolso para coger las llaves.
Me echo en la cama para dormir, la noche me ha vencido.

Son las doce de la mañana, mi madre me despierta.

- Dios mio, María... - dice -.

Mi madre me mira extrañada y añade:

- Has bebido... ¿Pero a que hora volviste?

- No lo miré, - digo con un hilo de voz. - me trajo él a casa -.

- ¿Quién?

- Iván.

- Dios, no has hecho nada con el... ¿Verdad?

- No lo se, creo que no.

Mi madre me mira con cara de decepcíon y se va.

No salgo, no tengo fuerzas para levantarme.

A Un Beso De Tí. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora