un sueño

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La noche llego y con el mi amado. Me cargo en sus brazos y mientras lo hacía me besaba yo estaba ansiosa por saber que cocinaría para mí y para mi sorpresa hizo espaguetis. Nunca he sido amante de los espaguetis, pero todo sea por amor a él me decía y devore ese plato sin más. Él me conto que su madre es italiana pero que nació en Colombia y que solo iba a Italia en algunas vacaciones a visitar a su madre, su padre aún vive en Medellín. Me decía que tenían una excelente relación a pesar de que sus padres se separaron cuando él tenía diez años, su madre había decidido vivir unos años más en Colombia y luego viajo a Italia cuando Lucían tenia quince años. El decidió estudiar fotografía en Francia. Siempre había sido su sueño ser fotógrafo, desde muy pequeño sabía muy bien que se dedicaría a eso, él se obsesionaba con las cámara y aún más con su entorno. Para el todo era maravilloso e inspirador, cualquier cosa tenía el poder de ser algo grandioso antes sus ojos. Nunca pude entender como lo hacía, lo que para mí era normal para él era extraordinario; puedo decir con certeza que eso me volvía más loca de lo que ya estaba, me fascinaba eso en él.

Mi amado Lucían era un apasionado de su trabajo y lo podía notar en que a todos lados llevaba con el su cámara la cual amaba. Él aprovechaba cual cualquier momento para tomarme fotos, desnuda, con ropa, con maquillaje o sin él, al dormirme o al despertarme, al cocinar, al bañarme, al escribir, al mirarlo, al enojarme, al sonreír, al pensar; yo era su obsesión, su musa, su amor, su pasión, su deseo, su valor, su alegría, según él su todo. Me había convertido en la necesidad de lucían, yo era su mejor alimento y éramos inseparable. Lo cierto era que disfrutaba cada instante a su lado ¿quién podría despegarse del hombre al que ama?, si cada día a su lado era una aventura extraordinaria para mí ya llevábamos dos meses de relación y se dice que para los que aman el tiempo es el más corto del mundo, pero para mí era el más largo, yo sentía que llevábamos años de relación. Sentía que le conocía de toda mi vida, mi hombre misterioso me hacía creer que era única y especial, hermosa; que tenía algo que ninguna otra poseía, pero no sabía que era ese algo que tanto veía Lucían en mí.

Me senté a escribir y los recuerdos comenzaron a torturarme lentamente, me parecía estar en mí pasado junto con mi ex pareja Lucas, me veía sentada en nuestra casa que compartimos por más de seis años. Cuando conocí a Lucas, yo estaba pasando por un momento difícil mi madre había muerto y yo estaba muy sensible, por cosa de no sé qué, quizás del destino le conocí en el cementerio, él estaba acompañando a mi prima y fue ella quien nos presentó. Al verlo lo único que pude pensar fue y ¿quién es ese? si, ese mismo hombre que luego me enamoro, lo cierto es que él nunca fue la gran cosa como se dice en estos días. Era un empresario, amante del trabajo, que sacrificaba su vida por trabajar, en aquel tiempo yo tan solo tenía veintinueve años y me aseguraba a misma que con ese hombre me casaría y formaría la hermosa familia que siempre he deseado, pero todo término mal. Durante nuestros primeros años de relación todo marchaba viento en popa, fue cuando decidimos irnos a vivir juntos sin casarnos porque él no era de lo que creía en el matrimonio. "El compromiso es algo que cada persona decide hacer" y eso él siempre me lo decía, yo debí percibí que esto no iba a funcionar, pero a veces nos enamoramos de una idea, o un sueño y nos olvidamos que esto va más allá de lo que hemos imaginado y lo que es peor no podemos pretender que aquella persona sea igual a la de nuestro sueño o idea.


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