venenos que no matan

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Para comprar la casa que deseábamos ambos pusimos dinero, el su mitad y yo la mía. Nunca he sido de las que le gusta que un hombre le de todo siempre he pensado que uno tiene que valerse por sí misma, que es bueno tener un apoyo pero que siempre tenemos que ser responsables de nosotros mismos. Cuantas de mis amigas no ha pasado por malos momentos porque su pareja se murió cuando menos lo imaginaban y ellas no sabían hacer nada, más que estar hermosas para su hombre, yo era una de las que jamás compartían ese tipo de pensamientos y se lo hacía saber a muchas de mis amigas, las cuales me llamaban feminista; pero no era así, yo solo no quería sentir que dependía de otro económicamente. Me era más que suficiente saber que sentimentalmente le necesitaba, si le daba también este poder sabía muy bien que podría destruirme. Mi trabajo me había ayudado en muchas de mis tantas tormentosas rupturas, era mi amado trabajo el que hacía que por momentos mi mente se fuera a otro lugar, que viajara a otros mundos para así no destruirme más, y era mi trabajo el que hacía que tomara mis malas experiencias y las convirtiera en útiles consejos para ayudar a otros.

He aquellos momentos de dolor mis letras me daban fuerza, sé muy bien que fui permisiva. Se dicen que cuando se pierde la confianza se te va la esperanza y a mí con Lucas se me había ido toda, ya no podía ni verlo. Era culpable por perdonar su falta de interés en mí, que todo lo demás era más importante que yo, ser menospreciada. Nunca quisiera volver a sentirme así; tan vulnerable, tan débil, esa no era yo, la que le suplicaba amor a alguien que me decía en mi cara que no me amaba, que solo estaba conmigo por lastima, que entre una computadora y yo le era más útil la computadora. Que imbécil te trata así y tú sigues allí porque le amas ¿es acaso suficiente el amor para que lo justifique todo?, me decía a mí misma cada vez que el me trataba de esa forma. Pero aun así yo le amaba y me decía que mi amor le haría cambiar su forma de pensar, mi amor seria su cura. "si su amor es un veneno yo lo acepto con gusto" es lo que escuche en una película hindú, y entendía que ese veneno que me estaba matando seria luego algo dulce y delicioso y que ambos seriamos felices. Pero es difícil pretender que alguien cambie cuando no desea hacerlo, él no se preocupaba por mí en lo más mínimo. Pero mi consuelo era que él era incapaz de engañarme; su trabajo lo era todo y él nunca podría hacerme algo como eso, a veces no hay peor ciego que el que no quiere ver, y yo era una ciega estúpida; lo peor es que fue el quien tuvo que dejarme para que por fin fuera libre, fue el quien un sábado más tomo sus maletas y me dijo.

—me voy, estoy enamorado de otra mujer y ya me da lástima verte así, sé que lo mejor para ti como para mi es dejarte, para que así puedas quedarte sola. Porque de algo estoy seguro es que jamás vas a casarte y mucho menos tendrás hijo y ningún hombre podrá amarte; te deseo suerte en tu columna ya que sé muy bien que escribirás algo de esto y serás aún más exitosa de lo que ya eres. Antes que digas algo quiero que vendas la casa y me des mi mitad, por favor no me ruegues que ya me aburres con tus lágrimas y pareces un perro pidiendo comida, ten dignidad y déjalo así. Mi querida flor grábate en tu cabeza que el amor no fue hecho para ti, eres demasiada dependiente de los hombres que has permitido que juegue contigo como con un balón; pareces una drogadicta sin remedio,así que  Adiós.

Que me pasaba volvía a llorar, sentada frente a mi computadora me parecía estarlo viendo, él había destruido mi autoestima, mi confianza en si misma, yo no era nada; no pude defenderme solo me quede parada viendo como él se marchaba de mi vida. Algo me decía detenle es tu amor, y tu ultima oportunidad de formar una familia, pero no lo hice me dolía el alma y me decía ya basta de mendigar su amor, puedes vivir sin él, él no es indispensable. Lo superaras vivirás, no te ha sido suficiente humillarte tanto, quieres sacrificarte más por él, o por ti. No sabía que contestarme, estaba mal, mi cabeza me daba vueltas. Así que decidí acostarme en el suelo y solo lloraba hasta quedarme dormida, me parecía sentir que mi madre me abrazaba y me consolaba como cuando era niña.

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