Al verme no lo podía creer, perplejo frente a mí sin dudarlo ni un momento le dije
—hola mi amor, ¿Cómo estás? –al hacerlo me acerque a él con absoluta cautela, moviéndome muy suave al tenerlo ya a poco distancia de mi le abrace tan fuerte como si de eso dependiese mi vida, absorbiendo su aroma, cerré mis ojos para sentirlo aún más dentro de mí. Mientras sus fuertes brazos rodeaban mi cintura, y nuestras mirada se encontrarlo sin pensarlo mucho lo bese, anhelaba con todo mi corazón sentir nuevamente sus labios, sin decir nada solo los dos allí. Parecíamos estar bailando. Sin más el sonido de la puerta nos interrumpió, nos separamos y el entrelazo sus dedos a los míos y ambos nos acercamos abrir; para mi sorpresa era su padre.
—perdón la interrupción, pero te llaman de la galería dicen que es importante –y nos miraba a ambos con intriga
—gracias padre, ¡hola! –su padre me observaba, mientras Lucían se alejó para poder responder y la incomodidad volvió a mí; no sabía qué hacer, solo le sonreía por momentos rogando que Lucían volviera pronto y sin más su voz acabo con mis pensamientos
— ¿estas cómoda? –con ansias por saber mi respuesta
—sí lo estoy, solo un poco cansada pero gracias por preguntar. Quería esperar a Lucían pero será mejor acostarme y hablar mañana con él, ha sido un día muy agotador –lo cierto era que necesitaba dejar de sentirme de esa manera y lo mejor era crear alguna excusa no tan rebuscada para poder salir de aquella situación, era mi suegro pero aun así no me podía sentir bien a su lado.
—está bien Alexia que descanses, buena noche –una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro
—gracias, lo mismo para usted, buena noche –y me adentre en la habitación, cerré la puerta y sin siquiera pensarlo me acosté en la cama, no tarde tanto en quedarme dormida.
Al día siguiente me desperté buscando a Lucían, pero el ya no estaba a mi lado, me levante y me metí bajo la ducha, busque algo de ropa en mi maleta y baje corriendo las escaleras ya que deseaba poder desayunar con él. Al llegar al comedor su padre me esperaba y Lucían no estaba por ningún lado, me acerque y entonces le salude
—Buen día señor –y trate de fingir una sonrisa
—Buen día Alexia, ¿pudiste descansar? –me dijo y le ordeno a Mariana que sirviera el desayuno
—Si logre descansar –he inicie a comer sin mucha ganas
— Lucían –y levante la mirada dirigiéndola hacia él, y prestándole absoluta atención a lo que me diría, el al ver mi reacción me observo con intriga y continuo hablando —tuvo que salir muy temprano y dijo que regresaría lo más pronto posible, así que no te preocupes –trague aquel jugo de naranja con mucha dificulta y sin pensarlo mucho le dije
— ¿puede usted llevarme por favor a donde queda la galería? –me miró fijamente a los ojos como intentando descifrar algo en mí y me dijo
—Si es eso lo que quieres, le diré a mi chófer que te lleve –y siguió comiendo
—gracias señor, me retirare para organizarme y estaré lista en menos de cinco minutos –el asintió sin verme a los ojos, me levante y me dirigí a la habitación; busque un jeans, una blusa y una chaqueta. Baje y el chófer me esperaba, me subí al carro y durante todo el trayecto observe cada lugar por el que íbamos pasando, el carro se detuvo y me baje, entre aquel lugar, una joven me atendió
ESTÁS LEYENDO
MI VIDA ENTRE LETRAS
RomanceAveces creemos que el destino esta escrito, de una o otra forma pareciera que todo esta entrelazado, y esto es lo que le pasa a Alexia una escritora de 36 años a la cual le a roto el corazón muchas veces. Pero a pesar de todo ella aun creen en el am...