O:
Primera noche en Madrid. Aún traigo el zumbido del avión saltando en mis oídos. Madre ha pagado los billetes de avión con una medalla de oro que le regaló padre.
La ciudad me produce perplejidad: el murmullo de coches en Gran Vía parece el de animales atacándose a mordiscos dentro de una caja. Le pregunto a madre dónde está el mar, dónde está el sonido del viento que me despertaba asustada todas las noches. El miedo, madre, necesito el miedo, le digo.P:
Pienso si debo llevar un suéter para pasar esos días en Chile.
Luego, din relación aparente, recuerdo un viaje de cinco años atrás y en alguna parte de este dietario anoto la tonalidad del sol al frotarse sobre el Teide. Un color de invierno; la nieve adquiriendo un tono gadeoso, como el de un parpadeante incendio que solo se anuncia.
Me pregunto por qué cuando aquellos canarios llegaban a Venezuela se impresionaban con el color rojizo de la tierra. Realmente se trata del mismo color fugaz, remoto, del volcán ne ado cuando el sol comienza a hundirse dentro del mar.
El volcán es durante segundos espejo de la tierra que incita desde el otro lado del océano.
¿Tendrá todo viaje futuro un espejo que no vemos?
(Fragmento del dietario?
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ARENA NEGRA
Romansa¿Tendrá todo viaje futuro un espejo que no vemos? Un hombre escapa desde España hacia Venezuela. Deja a su mujer y a sus hijos. Una hija que espera algo más que un retorno, que busca en ese abandono una conexión, un sentido a la ternura de un gesto...