Y:
Un vino negro.
Mi amigo que dice que en el fondo de las copas siempre pueden adivinar se letras.
Miro la calle unos instantes a través de la vidriera: entre parpadeos distingo Malasaña, el Bar Comercial.
Luego mis ojos se van al vino, se hunden en él, como viajando hasta lo más hondo de su color. Habla mi amigo. Veo brillar su calva bajo las bombillas. Dice algo de un inminente viaje a su país para pasar las navidades. Ya no lo escucho.Y:
En el aeropuerto una mujer ve que subrayó el libro que estoy leyendo a trozos. Pregunta si soy escritor; si tengo hijos; si vivo en España. Le respondo. Luego me recomienda que lea Los pilares de la tierra de Ken Follett. Comprendo que se trata de esas personas que se sacuden los nervios hablando sin parar.
Pido un Rioja en el bar ubicado frente a la puerta de embarque. Vuelvo a la novela que tengo entre las manos. Me cuido de no volver a subrayarla.
(Fragmento del dietario)Z:
Debajo de su seno derecho, ella tiene un lunar que parece una temblorosa letra. Solo puede verse cuando se desnuda. Es tan oscuro que parece un trozo de arena volcánica olvidado sobre su piel. Lo contemplo esta noche por primera vez. Creo que ha largado de su casa a su novio, el tal Guillermo, por eso a ella le parece buena idea amanecer conmigo. Los poetas calvos podemos ser presencias adecuadas para el consuelo, aunque sospecho mi amiga y yo nunca repetiremos este encuentro. Somos opacos al compartir una cama. Hacemos ruidos un poco ridículos; nos embestimos con mecánica pericia, nos besamos con los restos del vino tan oscuro que acabamos de compartir. Pero casi toda la noche la dedicamos a conversar sobre su familia, sobre libros, películas, y sobre u personaje llamado El Lite del que no tengo noticias ni creo que me interese tenerlas.
Cerca del amanecer, mi amiga comienza a dormirse; entonces me aproximó a si pequeño lunar y veo que dentro de su forma de letra, tiembla otra letra todavía más pequeña, dentro de la cual quizás tiemble también otra letra todavía aun más pequeña.
Mi lengua avanza hacia su piel; se estire lo más posible buscando la sal de su sabor; desea tocar el gusto de la letra más profunda que intuyo dentro de mi amiga.
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ARENA NEGRA
Romansa¿Tendrá todo viaje futuro un espejo que no vemos? Un hombre escapa desde España hacia Venezuela. Deja a su mujer y a sus hijos. Una hija que espera algo más que un retorno, que busca en ese abandono una conexión, un sentido a la ternura de un gesto...