Capítulo #5
—¿A quién odias?— escucho
Mi cuerpo se encuentra inmóvil, y mi corazón palpita tan rápido que se hace notar en mi pecho agitado. Por un momento ignoro que hay alguien más en la sala y me pierdo en mis pensamientos: ¿Enserio Henry pensó eso? ¿En serio cree que podría llegar a lograr algo entre ese desconocido y yo? ¿Acaso se volvió loco o lo amenazaron para que actuara como todo un idiota?
Es extraño pensar en esto y al mismo tiempo pensar que ya el día de mañana él no se encontrara en Seattle, que estará a miles de kilómetros de mí, y que tal vez jamás lo vuelva a ver. Oh vamos, entiendo que tiene una familia por la que preocuparse y que esa familia se preocupa por él, pero... no lo puedo creer, es decir, es como mi padre, una parte importante para mi desde hace casi cuatro años, y aunque parezca poco, para mí es toda una vida; es considerablemente importante para mí.
—¡Tyler!— una voz lejana me saca de mi transe, obligándome a levantar la vista— ¡Gracias por venir!
Mi vista se topa con un chico... un chico... bueno, admitámoslo, es guapo, muy guapo, pero es evidente que es uno de esos típicos hombres que se creen la gran cosa, todo su entorno lo delata. Su cabello es castaño, sus pómulos se resaltan notablemente (es como si se hubiera operado para que las facciones de su cara se vieran de tal manera, aunque es obvio que no es así) contrastando con las perfectas cejas castañas que combinan con sus hermosos ojos claros; desde aquí no aprecio muy bien su color específico, pero aun así son impresionantes. Sus delicados labios son la cereza del pastel; un tanto carnosos, pero lo suficiente, perfectos para su color rosa pálido.
Y bueno, ni hablar de su cuerpo; es mucho más alto que yo, ha de medir unos ¿1.80? Es delgado, los músculos de sus brazos resaltan a través de su camisa estilo mezclilla, y por ende, lo hace ver más sexy (lo siento, necesitaba decirlo). Trae consigo un pantalón color oscuro que se acopla a su figura, y unas tenis negras.
—Si bueno, no es que tuviera otra opción— replica acomodándose el maletín que trae apoyado en su hombro, mientras mete su otra mano libre en una de las bolsas delanteras de su pantalón.
Henry chasquea la lengua y por unos segundos el ambiente se torna incómodo, hasta que decido romperlo.
—¿Y se supone que este será mi entrenador?— pregunto con una ceja arqueada.
Sí, puede ser muy guapo, pero su estúpida actitud o la que he notado hasta ahora, no me da buena espina y la que terminara impaciente aquí, soy yo. No quiero trabajar con un chico que tenga su ego por las nubes; no está dentro de mis opciones.
Su mirada rápidamente se vuelve hacia mí, inspeccionándome de arriba abajo y una sonrisa cínica crece en su rostro.
—¿Algún problema?— pregunta imitando mi posición.
—No pienso trabajar con un niñato— digo firme volviendo a ver a Henry.
Él hace contacto visual conmigo y suspira profundamente, mientras niega levemente con la cabeza. Su mano derecha pasa frustradamente por su cabello y mira a Tyler, para luego mirarme a mí de vuelta.
—En ese caso— comienza a decir el niñato de repente—: Yo tampoco pienso trabajar con una consentida.
''Díganme que no me ha llamado de esa manera''
—¿Qué has dicho?— murmuro fulminándolo con la mirada y él hace lo mismo.
—Que. Eres. Una. Consentida— dice recalcando cada palabra—. Así que te quedaras con las ganas tío; pensé que me habías dicho que era una chica con talento, y te juro que esa— me señala con su dedo índice—, no es nada más que una chica engañada.
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War Beats
Ficção AdolescenteLas guerras van y vienen, pero no siempre de la manera que esperamos. *Puede contener vocabulario obsceno*