¿No me temes?[TERMINADA]

capítulo 15✔️

POV. Thomas Duncan

Estaba a punto de que Luna se convirtiera en mi Luna, un momento que había estado esperando, pero mi plan se vio interrumpido por Diego y su oportuno toque en la puerta. Aunque inicialmente me frustró, pronto me di cuenta de que su interrupción podría convertirse en una oportunidad para hacerlo aún más especial y romántico, algo que jamás olvidaríamos como pareja.

Decidí salir de la habitación con un pantalón de pijama a cuadros y una camiseta básica, asegurándome de darle un beso en los labios a Luna antes de partir.

—No tardaré, princesa. Descansa.—susurré antes de sellar mis palabras con otro beso. Cada gesto, cada palabra, eran parte de mi compromiso de hacer que este momento fuera inolvidable para ambos.

Salí de la habitación y Diego me siguió. Juntos llegamos a la cabaña de la vieja bruja, donde esperaba obtener respuestas y claridad sobre la situación.

—Tara.—la llamé mientras entrábamos en su morada.

—Thomas, lamento interrumpir, pero hay algo que debes saber. Detecté la presencia de un ser poderoso. Tengo un mal presentimiento, creo que habrá problemas. —Tara parecía preocupada, y sus palabras me hicieron fruncir el ceño.

—¿Problemas con quién, Tara? —Pregunté, intentando comprender la naturaleza de la amenaza.

—No estoy segura, mi señor.— Tara habló en voz baja, pero sus palabras resonaron como un eco inquietante en la habitación.

—¿Cómo puede ser eso posible?— Cuestiono. —Luna sólo puede tener un mate... ¿verdad? —Mi voz se quebró al final de la frase.

Mis ojos casi se salían de sus órbitas al escuchar las palabras de Tara. 

Una opresión desagradable se apoderó de mi pecho mientras salía de la pequeña cabaña, mi mente llena de preocupación . Corrí con pasos rápidos, ignorando los gritos de Diego que resonaban detrás de mí, como un eco de advertencia que no tenía tiempo para atender en ese momento.

Los árboles parecían alargar sus ramas en un intento de detenerme, pero mi determinación era más fuerte. Mis pies chocaban contra el suelo en una carrera frenética mientras las hojas y las ramas parecían difuminarse en mi visión periférica.

Finalmente, llegué a la habitación donde Luna estaba. Agitado, subí las escaleras en busca de ella, solo para escuchar pequeños sollozos que escapaban de la habitación. Empujé la puerta y me encontré con una escena angustiosa. Luna se sostenía la cabeza en un gesto de dolor, mientras Diana, sostenía una pistola en sus manos. Mi corazón latía con fuerza mientras absorbía la tensión en el aire.

—¡Diana, para!—Grité, pero mi voz sonó como un murmullo ahogado en medio de la tensión. Los ojos de Diana se volvieron hacia mí, y pude ver en ellos un resplandor inquietante, una mezcla de llamas rojas y destellos verdes.

Diana negó con un movimiento de cabeza.—No ves que necesito alejarte de ella, eres un estorbo. 

La preocupación por Luna y la extraña actitud de Diana se mezclaban en mi mente. Luna se levantó rápidamente y corrió hacia mí, buscando refugio en mi lado. Mi atención estaba dividida entre las dos, tratando de entender la situación en medio de la confusión.

De repente, algo salió de Diana como una nube blanca, acompañada de destellos azules. Las ventanas se abrieron con una sacudida, y pétalos negros se arremolinaron en el aire. Diana se desplomó, el sonido de su caída resonó en la habitación como un golpe sordo. Me agaché rápidamente, llamando a Diego a través de nuestro enlace, y en segundos él apareció, tomando a mi prima  para llevarla a Tara en busca de ayuda.