☁ Final☁

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Pov.Thomas

—¿Amor, estás despierto?—Escucho la voz de Cristal llamándome desde la puerta de la habitación.

—Sí, adelante.

Me esfuerzo por incorporarme, aún sintiéndome un poco mareado por todo lo que ha sucedido. Mi cabeza late con dolor mientras intento enfocar mi atención en la conversación que está por venir.

—Dile que bajo ahora.—Mi curiosidad se despertó al instante, me preguntaba qué querría hablar Augusto conmigo.

Cristal se marchó sin decir más, y aproveché para terminar de arreglarme. Salí de la habitación y me dirigí hacia la sala donde me esperaba Augusto.

—Cristal me ha contado que tuviste un accidente. Me preocupé mucho cuando supe de eso.— Dice el padre de Cristal, con un tono de alivio en su voz mientras me abraza y da palmadas en mi espalda.

—Siento haber causado preocupación a todos. Aprecio tu visita.

—No pasa nada, hijo. Como ya estás casado con Cristal...

—¿Perdona? ¿Me casé con Cristal?—Lo interrumpí, incrédulo.

—Sí, ustedes dos se fueron a una playa en Florida y se casaron. Por lo que contó Cristal y por el papel que acredita que efectivamente te casaste.

—No recuerdo nada de eso, supongo que será por el golpe.

—Te entiendo, estas situaciones pueden afectar la memoria. Pero eso no es lo único que quería hablar contigo.—Augusto cambió el tono de la conversación, volviéndose más serio.

—¿A qué te refieres?—Pregunté, sintiendo que había algo más.

—Mi visita a tu casa es simple, me voy a jubilar dentro de dos días y quería cederte la empresa, considerando que se quedarán en Estados Unidos.

—Sí, hemos hablado de eso. Aunque todavía no he hablado con mis padres, necesito discutirlo con ellos antes de tomar una decisión.

—Está bien, si necesitas apoyo para convencerlos, estaré allí. Sabemos que Nora puede hacerte echar para atrás, y necesito a gente decidida en la dirección de la empresa.

—Bueno, si así lo consideras.—Acepté, sintiendo una mezcla de responsabilidad y nerviosismo ante la idea de tomar las riendas de la empresa.

—Encantado de verte de nuevo con Cristal.—Augusto me miró con una sonrisa, pero sus palabras resonaron en mí.

—¿De nuevo?—Pregunté, perplejo.

—Sí, recuerdo que en algún momento ustedes dos cortaron por un tiempo. Me parece bien que ahora sea algo más serio.

Mi mente giraba en círculos tratando de entender todo lo que estaba sucediendo. Cortamos por un tiempo, nos casamos en una playa en Florida, y ahora estaba comprometido con la dirección de la empresa. Nada de esto encajaba en mi cabeza, y el dolor de cabeza que había estado sintiendo desde que me desperté solo empeoraba.

 Necesitaba respuestas, y lo primero que debía hacer era hablar con Cristal.

Asentí en silencio mientras observaba a Augusto marcharse, dejando atrás un torbellino de pensamientos en mi mente. Necesitaba respuestas, y parecía que solo Cristal podía proporcionármelas en este momento.

Me acerqué a ella, encontrándola absorta en una revista. Mis dudas abarrotaban mi cabeza y no pude evitar abrir la boca para compartirlas con ella.

—Amor, sobre lo que me dijo tu padre...

Ella interrumpió mi preocupación con su voz tranquila y segura.

—Sé que tendrás muchas dudas, pero el médico ya dijo que poco a poco recuperarás esos recuerdos perdidos.—Su tono me transmitía calma, pero seguía sintiendo una inquietud interna.

—Bueno, vale. Oye, voy a comenzar a llevar la empresa de tu padre.

—Suena muy bien, cielo.—Se acercó y se sentó sobre mis piernas, comenzando a besar mi cuello. Aunque mi cuerpo reaccionó, algo en mi interior me decía que debía detenerla. Escuché una vocecilla constante que me advertía, y esta vez decidí obedecer.

—No quiero hacerlo, Cristal.

—¿Por qué? Solo fue un golpe en la cabeza, no tienes nada más.

—Necesito descansar y, cuando yo decida, lo haremos.

Me levanté bruscamente del sillón, sintiendo la necesidad de alejarme de la situación. Me retiré a la habitación, luchando con las preguntas que inundaban mi mente. La frustración crecía, y sentía una urgencia por entender lo que había ocurrido.

Mi mente seguía asaltada por una imagen, unos ojos color café que no eran los suyos, no eran los ojos azul marino de Cristal. Esa mujer misteriosa perturbaba mis sueños y emociones, y estaba decidido a averiguar quién era.

Pero entonces, Cristal apareció en la puerta, su expresión mostrando vergüenza y pesar.

—Lo siento, no quería discutir contigo, Thomas.—Su voz era sincera y su mirada arrepentida.

La invité a acercarse, y ella cedió, acostándose a mi lado. Pero algo había cambiado, no sentía esa conexión emocional que solíamos tener. Su cercanía no evocaba ninguna emoción en mí, no sentía amor ni cariño.

—Está bien, Cristal.—respondí con sinceridad, aunque sabía que no podía prometer nada más.

Necesitaba respuestas, y sabía que no podía seguir adelante ignorando los vacíos en mi memoria. Esa mujer de mis sueños, los recuerdos perdidos, todo estaba entrelazado y era hora de desentrañar la verdad.

ღღღ

Pasaron los días en un extraño limbo de confusión. Mi mente luchaba por reconstruir los fragmentos de mi pasado, mientras intentaba encontrar un equilibrio en mi relación con Cristal. A pesar de sus esfuerzos por mantener la normalidad, yo me sentía distante, como si estuviera mirando todo desde fuera.

Fin

¿No me temes?[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora