¿No me temes?[TERMINADA]

Capítulo 34✔️

Pov.Cristal

Mi objetivo principal era dañar a Luna, y lo lograría sin importar las consecuencias.

Me daba pena pensar en dejar huérfanos a sus hijos, pero eso era parte del plan. Estaba decidida a ser una madre mejor que esa inútil, y le quitaría todo lo que me había arrebatado en un instante.

—Cristal, ¿en qué estás pensando? —Preguntó Felicity, sacándome de mis pensamientos.

—Oh, nada. Solo estoy maquinando cómo perjudicar a la manada principal. Necesitamos un plan sólido, algo implacable.

—Tranquila, vengaremos las muertes de mis hermanos —me reconfortó .

Aún no comprendo cómo su propia madre la encerró de esa manera. Es una lástima, ella pudo haber sido útil.

—Sí, lo haremos. —Respondí, tratando de mantener una expresión de pesar.—Tranquila, ellos pagarán, especialmente esa perra.

—Cualquiera pensaría que todavía te interesa Thomas. —Su comentario me hizo pensar.

—Qué va, lo nuestro quedó en el pasado hace mucho. Solo quiero destrozarlo a él y qué mejor manera que arrebatándole la felicidad y la vida a sus pequeños.

—Bueno, espero que no me estés engañando. Si yo pierdo, tú también pierdes. Recuerda que mi madre me tiene atrapada aquí de por vida.

—Lo sé, relájate. Todo saldrá como planeamos. —Traté de tranquilizarla.—Ven, ayúdame un poco más.

Ella se sentó, haciendo ruido con la silla.

—Recuerda algo más, cariño, con estos brazaletes no puedo ayudarte en nada. —Señaló los brazaletes en sus muñecas.—Esto me impide llevar a cabo nuestro plan. Ahora, lárgate, las damas entrarán y esas viejas chismosas le contarán todo a mi madre.

Suspiré y me dejé caer en un sofá cercano a la puerta.

—Tranquila, Felicity.

Salí de su habitación rápidamente antes de que alguien me descubriera.

—Cristal estaba buscándote —me informó la madre de mi amiga cuando me encontró en el pasillo.—¿Se te quitó esa absurda idea de atacar?

Me giré bruscamente, quedando frente a ella.

—¿No sientes rabia por tus dos hijos? —Le pregunté con furia.

Ella me miró como si mis palabras no la afectaran en lo más mínimo.

—Ellos buscaron lo que les pasó. Yo crío a gente de bien, no a esos despojos.

Mi enojo crecía con cada palabra que pronunciaba. Parecía estar decidida a arruinar mis planes.

—Pero eran tus hijos.

—Los traje al mundo, pero en el momento en que se convirtieron en esos monstruos horribles, dejaron de serlo. —Se detuvo y me miró directamente a los ojos.—Solo me queda la esperanza de que la mujer que amó a uno de mis hijos sea buena.

Por un instante, no supe qué decir ante su revelación.

—Claro que seré buena. —Mentí, aumentando aún más mis engaños. ¿Hasta qué punto llegaría todo esto? ¿Sería capaz de encontrar la felicidad después de que todo terminara?

Ella se retiró y yo no lo pensé más. Salí corriendo de esa inmensa mansión.

Tomé el coche y conduje por la carretera, dejando que el camino me perdiera entre mis pensamientos tumultuosos.

Mi destino tenía un nombre y apellido: Colton Roden, conocido por ser uno de los elfos más poderosos al servicio de la Reina de las Sombras, también llamada la estúpida que tenía control sobre todo ser que no fuera un "mundano", como se les llamaba. Estacioné el coche y me dirigí hacia la casa del elfo.

—Abre, Colton, sé que estás aquí.

—¿Qué quieres, chucho apestoso?—Responde con su típico desprecio.

—¿Y esa falta de modales hacia una dama?—Sin más preámbulos, entro en su casa, haciéndolo apartarse de la puerta.—Me debes un favor, te he salvado la vida dos veces y hoy estoy cobrando lo que me deben.

—¿Qué quieres? Me han dicho desde que saliste del manicomio...—No puede terminar su frase ya que lo agarro del cuello, levantándolo del suelo.

—Necesito Sillys, no hagas preguntas y yo no te causaré ningún problema.

Él asiente y se escapa de mi agarre para buscar el remedio que necesito, si es que se le puede llamar así.

—Toma. ¿Y qué otro favor quieres? No quiero deberle nada a nadie.

—Dame el conjuro de la Masa de Fuego, el que los antiguos vampiros usaron para derrotar a la tan grandiosa y estupenda Luna Azul.

—Aquí lo tienes, puedes llevarte el libro entero.

Y así, feliz de la vida, me fui. Pronto sentirán mi furia y no será nada bonito.