Capítulo 36✔️

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Pov.Thomas

NOCHE DE LA DISCUSIÓN

Nunca pensé que Luna se pondría así. Además, tengo a toda una manada que proteger. Dormir en el sofá fue lo más horrible que me pudo pasar; sentir a mis bebés lejos es aún peor y me molesta que mi esposa esté así.

—¿Thomas?—Una voz adormilada sale de mi hermana.

—Mmmmn.—Fue lo único que logro decir.

—¿Qué haces en el sofá?

—Me peleé con Luna.—Digo incorporándome.

—¿No sabes que a las embarazadas no se les lleva la contraria?

—Dato curioso, lo tomaré en cuenta cuando hable con ella.

Le doy una sonrisa y subo a la habitación para ver si podría volver a mi cama otra vez.

Cosa que no pasó.

ღღღ

Llevaba un día pensando en todo. Pero la desesperación me invade cuando veo la cama ya hecha. Lo primero que hago es mirar el armario, y alivio un poco mi preocupación al ver que su ropa aún está ahí.

Entro en el cuarto de baño y la encuentro duchándose con agua extracaliente. Su figura sensual me enloquece, y creo que ella bien lo sabe. Lentamente me deshago del pantalón de pijama y de los calzoncillos, y la camiseta que llevo puesta desaparece también. Me meto despacio en la ducha, pero mi sorpresa es que ella se dispone a salir. La agarro rápidamente.

—¿Qué crees que me voy a duchar contigo?—Dice sin piedad.

—Venga Luna.—La atraigo hacia mí y ella intenta separarse.

—No, Thomas. Hoy nos van a atacar, y si me pasa algo a mí o a tus hijos, la culpa es tuya.

Dice eso mientras sale de la regadera.

Ahí me quedo, pensando en qué hacer. El agua cae sobre todo mi cuerpo, buscando una solución. Intento adivinar qué hacer, pero no sé qué podría hacer para sacar a todos con vida.

Cierro los ojos, pero un extraño déjà vu aparece.

Thomas, no te vayas. Thomas, por dios. No te vayas, sigue mi voz, Thomas.

Volveré por ti, te lo juro.

Y de ese sueño extraño me despierto, salto de la ducha para coger la toalla y rápidamente vestirme.

Bajo las escaleras con determinación, sintiendo cada paso resonar en el suelo de madera. Mi mirada se dirige al campo de entrenamiento, donde el sudor y la concentración llenan el aire. Mi objetivo es claro: encontrar a Diego y prepararnos para lo que se avecina.

Finalmente, localizo a Diego entre los alaridos de los lobos y el choque de las espadas. Me acerco a él, mi presencia cortando el aire tenso del lugar. Su mirada se encuentra con la mía, y en ese instante, ambos entendemos lo que está por venir.

—Diego, es hora de ponernos manos a la obra.—Anuncio, mi voz firme pero cargada de preocupación.

—Thomas, ya casi estamos listos. Solo falta tu orden para poder seguir.—Me responde Diego, su expresión seria pero determinada.

Asiento, sintiendo la responsabilidad pesar sobre mis hombros. Reúne a todos, voy a hablar con ellos, le digo con la mirada, y Diego asiente en respuesta, apartándose para dar las órdenes pertinentes.

¿No me temes?[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora