Capítulo 19✔️

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Pov.Luna Summers


Despertar de esa manera fue verdaderamente maravilloso. Me incorporé en la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas y la calidez que llenaba la habitación.

Quería levantarme pero un leve mareo me invadió haciendo que pierda el equilibrio al pararme de la cama.

En un abrir y cerrar de ojos, Thomas ya estaba a mi lado. Su preocupación era palpable en su mirada, y su voz resonó con una nota de alivio al preguntarme: —¿Estás bien?

—Sí, solo fue un mareo al levantarme tan rápido. Nada de qué preocuparse.— le expliqué, tratando de minimizar la situación. Sus ojos se encontraron con los míos, y en ese instante, sentí la tranquilidad que su presencia siempre me brindaba.

—Volveremos hoy en la tarde a la manada.— sus palabras fluyen con un tono suave y reconfortante, mientras juega con un mechón de mi pelo entre sus dedos. El contacto íntimo de su tacto provoca un cosquilleo en mi piel. Sus ojos, profundos y penetrantes, encuentran los míos, y puedo ver la sinceridad en su mirada. —Creo que será mejor para nosotros, ya que las cosas se han calmado.— añade. 

...

El camino de regreso a casa resultó ser una experiencia animada. Mi madre y Alicia se acomodaron en los asientos traseros, dejándome el lugar de copiloto.

Las notas de la radio llenaban el espacio, acompañando nuestro viaje con una selección de canciones alegres. Las voces se mezclaban en una armonía imperfecta pero auténtica, llenando el interior del coche con una especie de energía contagiosa. No pudimos resistir la tentación de cantar a todo pulmón, entregándonos por completo a la música y compartiendo risas en el proceso.

La carretera serpenteaba a través del bosque, creando un escenario de exuberante vegetación que pasaba a gran velocidad por nuestras ventanas. Los rayos de sol filtrados a través de las hojas de los árboles creaban una danza de luces y sombras en el interior del coche. A través de los cristales del coche, podía ver los árboles altos y majestuosos que flanqueaban la carretera. Sus hojas bailaban en respuesta a la brisa, creando un espectáculo visual que añadía aún más encanto a nuestro recorrido. Cada curva del camino parecía revelar una nueva postal de serenidad y belleza natural.

...

El tiempo había pasado y el camino nos había conducido de regreso a la manada. Dos horas de viaje nos habían llevado a nuestro destino, y mientras nos aproximábamos, pude percibir una inquietante tensión en el ambiente. Las caras largas y las expresiones preocupadas de los miembros de la manada activaron mis sentidos de alerta.

En el horizonte, la entrada de la casa grande se materializó ante mis ojos, y pude divisar la figura de mi padre esperándonos con una sonrisa cálida y acogedora. Su presencia irradiaba un aura de bienvenida que contrastaba con la inquietud que había sentido entre los demás. Su vestimenta era casual pero elegante: una camisa a cuadros de tonos verdes y vaqueros azul oscuro. Sin embargo, no pude evitar notar que su barba de días había desaparecido, un indicativo de que mi madre había dejado su marca en su apariencia.

Al bajar del vehículo, una extraña sensación de aprensión se apoderó de mí, como si estuviera al borde de perder mi felicidad en un abrir y cerrar de ojos. A pesar de la brisa suave que acariciaba mi piel, esa sensación persistía, como un presentimiento difícil de ignorar.

Mis pasos me llevaron hacia mi padre, y nuestros brazos se abrieron en un abrazo reconfortante.

—Papá, te eché de menos, y eso que solo nos hemos ido dos días.—Expresé, dejando que mi voz reflejara el afecto y la conexión que siempre había sentido con él. Mi abrazo encontró respuesta en el suyo.

¿No me temes?[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora