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Locura, obsesión, lemon hard y más en este capítulo, adelante y gracias a quienes siguen esto :D


Aoba caminaba de un lado a otro de la habitación, una y otra vez, en círculos interminables,aburrido. Después de todo Virus y Trip tenían que trabajar. Le habían prestado boxers limpios y una camisa. Por precaución lo mantenían encerrado en cualquiera de sus cuartos mientras ellos volvían. Después de la última vez, en que los rubios lo habían drogado tanto que Aoba temía nunca más volver a poder pensar con claridad no había vuelto a enfrentarlos. Les había pedido, casi suplicado, que no lo drogaran y que a cambio él haría lo que quisieran. Los no gemelos estuvieron de acuerdo porque tampoco querían destruirle la mente, el encanto de Aoba es que fuera él, con sus quejas y resistencias y sus conflictos de personalidad que Virus y Trip conocían y amaban.

¿Cuántos días habían pasado? Al menos tres o cuatro. El chico de cabello azul se había dado cuenta de que tan dependiente era de su coil incluso para saber que día era. No podía dejar de pensar en lo preocupada que estaría su abuela, en lo desconcertado que estaría Koujaku y lo triste que estaría Ren mientras las horas y los días pasaban y no sabían nada de él.

—Déjame aunque sea avisarle a mi abuela que estoy bien—le pidió Aoba a Virus en una ocasión.

—Claro Aoba-san, puedes avisarle a quien quieras, pero yo no tengo su números, ¿te los sabes de memoria?—respondió inteligentemente el rubio. Por supuesto que no los recordaba, ni siquiera el número de Koujaku.

Cuando los no gemelos regresaron, lo primero que hicieron fue ir a ver a su amado de cabello azul, quien hacía de sus vidas, desde que lo habían capturado, algo novedoso y excitante y los tenía todo el día esperando volver a casa. Aoba estaba recostado junto a Hersha y Welter, acariciando su suave pelaje negro, distraído, pensando quizá en Ren.

—Hola, Aoba-san— saludó Virus cariñosamente, acercándose y dándole un suave beso en la boca al chico, que lo recibió con disgusto.

—Yahoo, Aoba— dijo Trip como siempre, besándolo también.

Virus le hizo algo de plática y Trip le trajo un vaso con agua y algunos bocadillos. Los rubios lo dejaron para arreglarse, regresarían después, listos para darle algo de "amor" a su preciado huésped.

El chico apenas si comió y bebió algo, se lavó los dientes y se preparó, desvistiéndose por completo, dejando solo el grueso collar color negro que rodeaba su cuello y las esposas que le hacían juego. Aoba odiaba el collar, lo hacía sentirse humillado. Él no le pertenecía a nadie, menos a los no gemelos, pero recordaba la advertencia que le había hecho Trip mientras Virus no lo escuchaba "Si te lo quitas haré que Welter te lastime" así que no le quedaba más que fingir que aquello le gustaba.

Virus y Trip volvieron, descansados y deseosos. Aoba suspiró, entre resignado y temeroso. El rubio de lentes le hizo una seña y Aoba abrió la boca, facilitando que le colocara una mordaza de un llamativo color rojo. Trip sujetó una correa a su collar y de un tirón lo hizo ponerse en cuatro.

—Hemos sido muy suaves, es hora de hacer las cosas más interesantes ¿no crees?— dijo Trip, sonriendo y jalando la correa con fuerza, obligando a Aoba a caminar como perro. Virus lo dejaba hacer, la expresión entre incómoda y aterrorizada de Aoba le parecía excitante.

Esta vez fueron a un lugar de la casa que Aoba no había conocido, el "cuarto de juegos", como lo llamaban Virus y Trip, una habitación distinta a las suyas, con un sillón, una cama y una gran variedad de juguetes sexuales y otros que Aoba prefería no imaginar su uso.

Recostado en el sillón, las manos de Aoba fueron atadas por encima de su cabeza usando las esposas, que finalmente para eso eran, y también sujetaron sus piernas, bien abiertas, con cinturones, dejándolo totalmente expuesto. El chico empezó a agitarse, sentía una mezcla de miedo, ansiedad y...¿excitación? ¿tan poco le había tomado a los rubios corromperlo de esta manera? Aoba recordaba el placer intenso de sus encuentros previos, que por lo demás eran manchones borrosos en su memoria. Esta sería su primera vez en hacerlo con ellos sin drogas de por medio. Con tal de poder pensar bien y planear como escapar de este par de locos, Aoba soportaría lo que fuera completamente consiente.

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