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Y esto sigue...


Aoba, aun echado en la cama, trató de calmarse y hacer memoria, aunque cada que se esforzaba por extraer los recuerdos de su mente solo lograba que le doliera más la cabeza. Tras una breve ausencia, los no gemelos volvieron cada uno cargando una charola.

—Te hicimos el desayuno—dijo Virus dejando la charola con jugo y un plato con huevos estrellados, tocino y pan acomodados impecablemente. 

—¡Si!—confirmó Trip bajando su charola, donde una torre de hot cakes cubiertos con maple y fresas apenas mantenían el equilibrio.

Aoba tenía que irse, pero al sentir el olor de la comida su estómago gruñó recordándole que a pesar de todo estaba hambriento. Además Virus y Trip se habían tomado la molestia de cocinar para él, sería grosero irse sin comer un poco. 


—Toma un poco más de esto Aoba-san—dijo Virus, sonriendo de felicidad, mientras le ofrecía el tenedor a Aoba, listo para alimentarlo, pero el chico de cabello azul pensaba que ya bastantes verguenzas había pasado y no lo permitió.

—Puedo comer solo, gracias— dijo algo sonrojado evitando ver a Virus a los ojos. Los rubios se quedaron a su lado mientras comía, en silencio. El ambiente estaba algo incómodo, pero pronto Aoba comenzó a relajarse, pues la comida francamente estaba muy buena. 

—No olvides tu té—le recordó Trip. Estaba amargoso, pero extrañamente Aoba se sentía cada vez mejor mientras lo tomaba. Su dolor de cabeza se había quitado por completo y se sentía relajado y contento. De pronto la urgencia de irse a casa había quedado en un rincón de su cerebro, casi imperceptible. 


—¿Quiéres un masaje?—Aventuró a decir Trip, que a veces echaba todo a perder con sus comentarios, pero esta vez Aoba aceptó de buena gana, quitándose la chamarra y dándose la vuelta para quedar acostado boca abajo sobre la suave cama. 


Feliz, como si en un juego le hubiera salido el letrero de "logro desbloqueado", Trip se remangó la camisa y se puso sobre Aoba, masajeando su espalda con sus grandes manos. Se sentía bien, Trip no era muy delicado, pero tampoco lo hacía mal. La calidez y fuerza de esas manos le gustaba, incluso estaba sorprendido de que antes no se hubiera dejado tocar por Trip. ¿O si? De pronto algo de pánico se apoderó de Aoba, el toque del rubio era demasiado familiar... 


Los recuerdos le llegaron de golpe, en violentos fragmentos de pasión y deseo que lo tenían a él como protagonista. Lo habían hecho, no cabía duda. No recordaba por completo lo que había pasado, pero las sensaciones de placer que se apoderaron de su cuerpo apenas hacía unas horas, estaban grabadas en él y las recordaba con una mezcla de culpa y excitación.


Asustado por su reacción, Aoba se zafó de las manos de Trip y se paró de la cama. Miraba a su alrededor sin saber que hacer, muchos pensamientos llegaron al mismo tiempo a su mente confundida. ¿Cómo había terminado en la cama de los no gemelos? ¿Por qué lo había hecho con ellos? ¿Cómo le explicaría esto a Koujaku? No. No debía saberlo, nunca debía saberlo, y ahora tenía irse, largarse y olvidar lo que había pasado. Algo tambaleante, Aoba corrió hacia la puerta, justo donde se topó con Virus, que había salido un momento para llevar las charolas y platos a la cocina.


—Aoba-san ¿estas bien? ¿qué pasa?— dijo el rubio tomando a Aoba de los hombros. Luego miró a Trip rápidamente —¿Qué le hiciste?— le preguntó en voz baja, él solo se encogió de hombros, no sabía como pero acababa de joder la situación. 

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora