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¡Al fin una nueva parte de este fic! Espero lo disfruten ;)

Con Aoba pasó lo que pasa con todos los desaparecidos. Al paso de los días y las semanas los ánimos se fueron apagando y la búsqueda cobraba cada vez menos sentido. Con todo, la vida en Midorijima continuaba y las personas debían seguirle el paso a un mundo que no paraba de girar. Solo Koujaku, Tae y Ren, por obvias razones, se negaban a resignarse, y aunque cada día la desesperanza era una carga más pesada sobre sus hombros, hacían lo posible por no dejarse vencer.

El estilista dejó de lado su orgullo y aceptó ayuda incluso de quienes consideraba sus enemigos. Llamó a Noiz, esperando que sus habilidades de hacker echaran alguna luz sobre el asunto, aunque ni el chico ni sus hombres habían detectado nada todavía. Sin coil una persona era casi imposible de rastrear, estaba desconectada, era nadie en el mundo de las pantallas y los datos. Maldita tecnología.

El chico de cabello azul miró largo rato por la estrecha ventana de uno de los cuartos de sus captores. El mismo fragmento de calle y de cielo, nada nuevo. Virus y Trip se habían ido a trabajar, y en esos momentos la casa era suya para recorrerla, siempre buscando como escapar.

Tenía que salir de ahí, Aoba lo sentía cada vez con más urgencia. ¿Hasta cuándo duraría esa vida de reclusión y de fingir? Después de un par de semanas llegó a deprimirse mucho, por estar encerrado, por no poder ver a sus seres queridos, por extrañar tanto a Koujaku... Lloraba a menudo y dejó de comer, pero esto atrajo la atención de los no gemelos, que lo cuidaban noche y día. Aquello, para el chico de cabello azul era el infierno, aunque Virus y Trip no lo maltrataran ni ataran más que para sus sesiones en el cuarto de juegos, su empalagosa atención lo tenía harto.

Ya desesperado, hubo incluso pensamientos suicidas que cruzaron, como no queriendo, por su mente, pero luego se dio cuenta de que lo mejor era pretender que se había resignado a vivir con los no gemelos. Volvió a comer lo que le ofrecían, fingiendo que sentía hambre, y se dejaba hacer en la cama, aunque su cuerpo, condicionado ya por las incontables veces que lo habían tomado, sentía placer genuino, por lo que no había necesidad de fingir.

Una vez más quien lo había rescatado era Koujaku, sus palabras, ese "no te rindas" que de niño detuvo sus lágrimas ahora le daba fuerza. "Tengo que hacerlo, aguantar y sobrevivir, esperar y agazaparme, ganarme su confianza para tomarlos desprevenidos y poder salir de aquí" Pensó Aoba, con una amarga fortaleza inspirada por la pequeña pero sin duda existente posibilidad de ver de nuevo a su amado Koujaku.

A veces parecía que la líbido de Virus y Trip no tenía límites, pero hasta ellos se cansaban del sexo y Aoba agradecía enormemente los días como aquel, en que podía estar tranquilo y solo, pensando mientras recorría una y otra vez los cuartos ya conocidos. Hersha y Welter siempre estaban con él, pero, acostumbrado a su presencia, no le molestaban, y los allmates nunca habían intentado hacerle nada, aunque el chico era consiente de que seguramente estaban ahí para vigilarlo.

Una vez más revisó las recámaras, después la cocina y la sala, abrió cajones y puertas, palpó el suelo y las paredes, hurgó bajo las camas y en los muebles. Aquella era una verdadera casa de seguridad. Entonces, en el fondo de un armario encontró una caja que no había visto antes. La abrió con curiosidad y cual fue su sorpresa al encontrar su ropa (limpia y doblada) dentro, pero además, en el fondo, también su coil.

Con manos temblorosas Aoba lo tomó y algunas lágrimas salieron involuntarias de sus ojos. Entre preocupado, feliz y aliviado volteó a todas partes, no había señales de Welter o Hersha. Ansioso lo encendió y un torrente de llamadas perdidas y mensajes llegaron de golpe. Entre ellas estaban llamadas de su abuela, de Noiz, Clear, Yoshie-san, Haga-san y hasta una de Mink, pero la gran mayoría eran de Koujaku, incluso había una del día anterior. Aoba sintió un nudo en la garganta al verlas, al pensar lo cerca y lo lejos que estaban a la vez. Podía llamarle, pero era muy arriesgado, un mensaje era más discreto, pero ya a la hora de escribirle no sabía que poner, y un "Ayúdame por favor, Virus y Trip enloquecieron, me encerraron en su casa y no me dejan ir. Te amo y te extraño" le pareció suficiente.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora