Luego del sueño raro logré dormirme.
El día transcurrió normal. Luego de cenar, subo a mi habitación. Me cambio de ropa por mi pijama.
Me acerco a mi cama y miro debajo de ésta.
Dos ojos celestes me miran alegres y una boca grande y larga sonríe.
Le sonrío.
Golpean la puerta. Me sobresalto y me siento en la cama mientras que me hago una trenza en mi rubia cabellera.
-Adelante- digo.
-Ángeles- dice Joaquín entrando a mi habitación.
-¿Qué pasa?- le pregunto mientras ato la trenza.
-Quiero hablar con vos.
-Bien- golpeo la cama a mi derecha para que se siente.
-Angie, últimamente has estado rara, distante- sus ojos marrones me miran fijamente- Quiero saber que te pasa, si estás bien.
-¿Como distante?
-Distante, como que ya no me dices "buenas noches" cuando te vas a dormir, ni me das un abrazo cuando llegás del colegio, lo de un beso en el cachete lo entiendo, estás grande- toma un mechón de mi cabello y juega con él- No sé qué me pasa, estoy hecho un idiota- se levanta- Buenas noches.
Lo abrazo por detrás.
Tiene razón. Siempre lo saludaba cuando llego del colegio con un abrazo.
-Estoy bien- lo abrazo con fuerza- Estoy distraída por los exámenes- le miento en parte, tengo exámenes importantes, pero soy muy inteligente y los apruebo fácilmente.
-Bueno, cualquier cosa me podés preguntar- gira y quedamos frente a frente- Sabes que siempre estoy acá para vos, para cualquier cosa- me levanta la cara un una mano y con la otra me quita un mechón del rostro- Te quiero mucho- me da un beso en la frente, me suelta y abre la puerta- Buenas noches- dice cerrando la puerta.
Me tiro sobre mi cama.
¿Qué pasa con él?
Me quedo dormida sin darme cuenta.
Un ruido me despierta.
Voces.
Abro la puerta de mi habitación con cuidado; salgo y bajo las escaleras.
-¿Dónde has estado todo este tiempo?- susurró mi madre.
Está de espaldas a mí, en la cocina. No veo a quien le habla.
Oigo la voz de un hombre, pero no la distingo.
-Lo siento, tuve que hacerlo.
-No te disculpes, maldito bastardo afortunado- la voz de mi madre furiosa.
-No tengo mucho tiempo, debes irte de acá, llévate a tus hijos, yo me llevaré a la mía.
¿De qué está hablando? ¿Tus hijos? ¿La mía?
-De ninguna manera, ella se queda con migo, no voy a dejar que desaparezcas con ella.
Una mano toca mi hombro y enseguida otra tapa mi boca.
Joaquín me sube las escaleras mientras sigue tapando mi boca. Una vez en mi habitación me suelta.
-¿Quién está hablando con mamá?- le pregunto ni bien me suelta.
-¿Qué escuchaste?
-¿Quién era ese?- replico.
-Primero dime qué escuchaste.
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El monstruo debajo de mi cama
RandomÚltimamente, todas las noches a la misma hora de la madrugada, María de los Ángeles se despierta por un ruido. Pero cuando enciende la luz no hay nada ni nadie. Su padre y su abuela desaparecieron hace tiempo y nadie sabe de ellos. ¿Tendrá algo que...