Me despierto en la habitación blanca. Miro a mi alrededor, pero sin levantarme.
Ya no tiene caso. La puerta está cerrada con llave y obviamente yo no la tengo. Nadie me abre la puerta, ni aunque grite. No recuerdo donde ni por que estoy acá. Por más que ésto sea un sueño, podría tener algo de lógica.
Trato de dormirme de nuevo, pero no puedo. Luego de unos minutos en completo silencio, oigo unas voces.
-Abre la puerta- es la voz del hombre.
-No, aun no está lista, no recuerda nada, es...
-Si yo te digo que está lista, es porque está lista -la interrumpe -¿Entendiste Cass?
Un silencio y luego abren la puerta. La mujer entra con un rostro triste. Es alta, de cabello oscuro y de ojos verdes.
Es la misma mujer que vi en la casa de mi abuela, cuando salí corriendo con el chico de ojos celestes.
¿Cómo es posible?
-¿Dónde estoy?
-Estás en lo de tu tía -responde en voz baja- No hables.
Estoy por preguntar por qué, pero el hombre entra y me da miedo hablar.
-¿Qué es lo que recuerdas, Ángeles?- me pregunta en tono brusco.
Niego con la cabeza.
-De algo te debes acordar -me toma por los hombros y me sacude- Habla- me ordena.
Niego con la cabeza y miro detrás de su hombro, donde la mujer me hace señas como para que llore. Como la buena actriz que soy, hago como que estoy más asustada de lo que ya estoy y hasta logro que me salgan lágrimas.
El hombre me tira sobre la cama.
-Más te vale que para mañana recuerdes algo, porque sino, me estarías obligando a hacerle daño a él.
No sé a quien se refiere.
El hombre sale y la mujer tras él. Cuando ella está por cerrar la puerta me mira y me da una sonrisa tranquilizadora.
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El monstruo debajo de mi cama
CasualeÚltimamente, todas las noches a la misma hora de la madrugada, María de los Ángeles se despierta por un ruido. Pero cuando enciende la luz no hay nada ni nadie. Su padre y su abuela desaparecieron hace tiempo y nadie sabe de ellos. ¿Tendrá algo que...