Dormí plácidamente toda la noche.
Al día siguiente todo transcurrió como siempre, aburrido.
Pero al llegar la noche me atacó una sensación de miedo.
No quiero dormir sola.
De igual forma voy a mi habitación. Entro y enciendo la luz. Esta todo en orden.
Me cambio la ropa por mi pijama, mirando en todo momento a mi alrededor.
Agarro el libro sobre el escritorio a mi derecha, me tiro en la cama y empiezo a leer.
Leo dos párrafos y escucho un ruido. No dejo de leer.
Sigo leyendo y escucho otro ruido. Viene de debajo de mi cama.
No es real. Ayer no pasó nada. No es real, No es real... A medida que iba pensando más ruidos se escuchaban.
Dejo el libro en la mesita de luz. Respiro profundo y me levanto de un salto, me tiro al piso y levanto la sabana de golpe.
Y ahí está, mirándome con esas manchas celestes que hacen de ojos. Solo eso, todo negro y sus ojos. Parece sorprendido, como yo, aunque lo mío es una mezcla de miedo, curiosidad y asombro.
Por alguna extraña razón no grito. Solamente lo miro, como él a mí.
Respiro profundo antes de hablarle.
-Hola
No obtengo respuesta.
-¿Eres mudo?
Parece como que hubiese pestañeado.
-¿Pestañeaste?
El ser pestañea.
-Ese es un sí ¿Cierto?
Esto es raro. Muy raro, estoy hablando con un ser que se encuentra debajo de mi cama. Ya enloquecí.
Pestañea de nuevo.
-¿Esto es un sueño?
Pestañea dos veces.
-¿Una vez sí, dos no?
Pestañea.
Pienso unos minutos. No dejo de verlo.
-¿Eres bueno o malo?
El ser no pestañea.
Soy una idiota. Solo sí o no.
-¿Eres bueno?
Pestañea tres veces.
Pienso unos segundos.
-¿Eso es un tal vez?
Pestañea una vez.
-¿Eres bueno conmigo?
Ahora sí tengo miedo, tengo miedo de su respuesta. No podré dormir si dice que no. Aunque esto no sea real.
Pestañea una vez.
No se si alegrarme o asustarme.
-¿Eres bueno con mis hermanos?
Pestañea una vez.
-¿Con mi madre?
El ser tarda unos segundos, luego pestañea dos veces.
Estoy a punto de preguntarle por qué, pero alguien abre la puerta.
Es Joaquin.
-¿Qué haces en el piso?
-Se me calló algo- miento.
-Ajá, si, claro ¿Qué escondés?
-Nada- digo demasiado obvia.
-Bueno, haré de cuenta que no sé que escondés tu diario debajo de tu cama- dice y me sonríe- Buenas noches.
-Buenas noches- le sonrío- Mañana lo cambio de lugar- finjo una sonrisa.
Joaquin cierra la puerta y se va.
Idiota, hace meses que lo saqué de debajo de mi cama.
Me agacho y miro al ser.
Sigue ahí.
Me levanto, me sacudo un poco las piernas y me acuesto.
-Buenas noches -digo y me quedo dormida.
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El monstruo debajo de mi cama
De TodoÚltimamente, todas las noches a la misma hora de la madrugada, María de los Ángeles se despierta por un ruido. Pero cuando enciende la luz no hay nada ni nadie. Su padre y su abuela desaparecieron hace tiempo y nadie sabe de ellos. ¿Tendrá algo que...